Varias eólicas piden cambiar la cesión de negocio a la Xunta por dividendos

Miguel Á. Rodríguez

ECONOMÍA

La participación mínima de la consellería en los futuros grupos le garantiza un ingreso de siete millones al año

24 jun 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Las empresas que pujan por el nuevo sector del viento gallego se resisten a cederle a la Xunta una parte del negocio. Varios de los grandes grupos que optan al concurso de los 2.325 megavatios en juego, la mayor oferta conjunta de aerogeneradores puesta sobre la mesa en Europa, han interpretado «a su manera» la obligatoriedad de dejar en manos de Industria al menos un 10% de las futuras sociedades.

Muchas han propuesto transferir al Gobierno de la comunidad autónoma un porcentaje mayor, pero no liberado, sino sobre dividendos, lo que en la práctica provocaría que la Xunta asumiera parte del coste de las instalaciones.

¿Por qué? La razón es sencilla. Si la cesión se realiza «liberada», Industria se embolsaría directamente un 10% de los beneficios de cada parque, algo que, según los precios actuales del mercado y los rendimientos medios calculados con las horas de viento gallegas, supondría no menos de siete millones de euros al año.

Sin embargo, una cesión condicionada a los dividendos podría resultar sustancialmente menor, ya que la mayoría de los grupos que explotan parques eólicos reducen sus dividendos durante los primeros años para amortizar los costes de construcción de los parques en el menor plazo posible. El tiempo medio de amortización ronda ahora los 15 años.

Una opción «legal»

Los departamentos jurídicos de las empresas sostienen que esta formula es legal y que además es más justa que las cesiones liberadas. De esta manera la Administración gallega, además de apuntarse una parte de los beneficios, asumiría un tramo de las cargas asociadas al negocio.

La obligación de ceder a la Xunta una parte de los parques eólicos desencadenó en el último año una tormenta de críticas entre los operadores gallegos del sector. La Asociación Eólica de Galicia amenazó con llevar la medida a los tribunales por entender que atentaba contra el libre mercado.

Al final, Industria aceptó no imponer la cesión, a cambio de incluirla en el concurso como uno de los baremos de puntuación de obligado cumplimiento y, además, el segundo que más aporta, después del proyecto industrial asociado a la petición de megavatios.

Instalar un molino de viento tipo en Galicia (dos megavatios) cuesta 2,7 millones de euros. Cada año factura 420.000 euros, con un beneficio neto de 59.000. El 10% de esa cantidad supondría 5.900 euros para la Xunta por cada aerogenerador en funcionamiento o, lo que es lo mismo, cerca de siete millones de euros por los 2.325 megavatios en liza. Limitar esta cesión del negocio a los dividendos podría recortar hasta en un 50% esta cantidad, al menos durante los primeros años de vida de los parques.