La inversión en alternativas para el petróleo es menor que hace 28 años

ECONOMÍA

La Agencia Internacional de la Energía propone dedicar el 1,1% del PIB a nuevas tecnologías

22 jun 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

El alto precio del petróleo aprieta, pero no ahoga. Ni a 140 ni a los 200 o incluso 250 dólares el barril que algunos expertos vaticinan que podría llegar a medio o largo plazo. Si realmente asfixiara, el mundo habría empezado a plantear de forma seria la búsqueda de alternativas tecnológicas con inversiones multimillonarias para superar la dependencia del crudo. Pero no lo ha hecho, o al menos no decididamente. Y los hechos así lo demuestran: empresas y Estados invierten hoy en día en I+D+i energético un 25% menos que en los años 1980 o 1981, cuando coincidió la segunda gran crisis del petróleo.

El dato lo maneja el Club Español de la Energía, cuyo director del Think Thank de Innovación, Pablo Fernández, lo tiene claro. «Invertimos -explica- una cuarta parte menos de lo que lo hacíamos en los ochenta, lo que no tiene sentido, porque si se reconoce que es un problema importante, hay que poner recursos para solucionarlo». En esta línea coincide Emilio Menéndez, uno de los mayores expertos en energía de España, ex subdirector de Investigación y Desarrollo de Endesa y profesor honorario de las universidades Autónoma y Politécnica de Madrid, que ofrece datos aún más contundentes. «Hay que ponerse a trabajar ya para buscar soluciones -asegura-, porque no puede ser que en los ochenta invirtiéramos 20.000 millones de dólares en I+D energético y ahora poco más de 10.000 millones».

Elevar inversión en tecnología

El déficit en la inversión tecnológica tampoco ha pasado inadvertido para la Agencia Internacional de Energía (AIE), que hace unos días ha lanzado un contundente informe en el que ha pedido que la inversión en tecnología energética se eleve hasta el 1,1% del PIB de aquí al 2050. O lo que es lo mismo, cada año será necesario gastar 700.000 millones de euros hasta alcanzar los 28,8 billones. Pero ¿invertir en qué? Aparte de nuevos desarrollos tecnológicos, la AIE cree que cada año deberían instalarse 17.500 turbinas eólicas, 60 equipos de captura y almacenamiento de C02 en centrales de carbón y gas y 32 plantas de energía nuclear. El mensaje: ninguna energía sobra, incluida la de la fisión del átomo, aspecto en el que también coincide Pablo Ruiz. «El debate no es me gusta o no me gusta, sino qué disponibilidades energéticas tengo, y aquí nada sobra».

Al margen del proyecto Iter para demostrar la viabilidad de la fusión nuclear como fuente energética de futuro, la innovación tecnológica también es fundamental para el desarrollo de nuevas plantas de tercera generación de fisión y para el diseño incluso de una cuarta promoción que se está diseñando, en las que el objetivo, al margen de garantizar la seguridad, pasa por aprovechar mucho más el combustible de uranio y minimizar los residuos de alta intensidad. «En los reactores de nueva generación no será necesario enriquecer el uranio para generar plutonio», explica Ignacio Durán, catedrático de Física de la Universidade de Santiago que trabaja en tecnológica nuclear y miembro de la Sociedad Europea de Física, entidad que se ha pronunciado recientemente sobre la energía nuclear. «Los escenarios energéticos para los próximos 50 años -resume el colectivo- muestran que es vital mantener la opción nuclear para la generación eléctrica».

En España, un estudio encargado por el Foro de la Industria Nuclear a la Universidad Autónoma de Madrid revela que de aquí al 2030 es necesaria la construcción de 11 nuevos reactores, con una inversión de 33.000 millones de euros, para obtener un 33% del total de la electricidad con energía nuclear.

Emilio Menéndez, sin embargo, no cree que la opción nuclear sea «inevitable» para superar la crisis energética. «Solo hay que escoger entre cosas en las que ninguna es perfecta, pero no tiene por qué ser la nuclear», explica. En España, de hecho, las energías renovables tienen una destacada progresión y ya suponen el 20% de la producción eléctrica, por encima de la nuclear.