El BCE cierra la puerta a una rebaja de tipos por el tirón de los precios

ECONOMÍA

La decisión catapultó al euro hasta un nuevo máximo histórico, a un paso ya de la barrera de los 1,54 dólares

07 mar 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

El Banco Central Europeo (BCE) se ajustó ayer al guión y, como esperaba el mercado, decidió mantener el precio oficial del dinero en el 4%, el nivel más alto de los últimos seis años. Con su decisión, la entidad volvió a dejar claro que su prioridad sigue siendo el control de los precios, sobre todo ahora que la escalada de algunas materias primas, como el petróleo o el gas, y el encarecimiento de muchos alimentos, están haciendo estragos en las tasas de inflación de los Estados miembros de la zona euro.

A esa preocupante realidad se refirió el presidente de la autoridad monetaria europea, Jean Claude Trichet, en la rueda de prensa posterior a la reunión del consejo, en la que alertó de la existencia de presiones inflacionistas «muy fuertes» a corto plazo y de «crecientes riesgos» a medio plazo para la estabilidad de los precios. Los analistas, acostumbrados a leer entre líneas las palabras de Trichet, interpretan el mensaje como una señal inequívoca de que los tipos se mantendrán donde están todavía durante algún tiempo.

Además, el presidente del Banco Central Europeo anunció que la institución ha revisado al alza las estimaciones de inflación para el 2008. Ahora espera que se sitúe entre el 2,6 y el 3,2%, mientras que en sus pronósticos de finales de año hablaban de una horquilla comprendida entre el 2 y el 3%.

Menor crecimiento

Al mismo tiempo, la autoridad monetaria prevé ahora un crecimiento para el PIB de la eurozona de entre el 1,3 y el 2,1%, frente al 1,5 y el 2,5% de diciembre del 2007.

Con todo, el BCE sigue inmerso en el mismo dilema desde hace ya meses. Por un lado, las presiones inflacionistas no remiten y, por otro, la crisis financiera derivada del estallido de la burbuja de las subprime al otro lado del Atlántico está ralentizando la economía de la eurozona. De momento, gana la necesidad de poner freno a las primeras, lo que aleja la posibilidad de tipos más bajos.

Por si fueran pocos los quebraderos de cabeza de la máxima autoridad monetaria, a todo lo anterior hay que añadir ahora un nueva variable: la imparable escalada del euro, que ayer volvió a marcar un nuevo máximo histórico, cerca ya de los 1,54 dólares. En principio, la fortaleza de la divisa comunitaria se suma a los argumentos a favor de un descenso del precio del dinero: su revalorización abarata las importaciones y suaviza las presiones inflacionistas. Pero no es menos cierto que la imparable carrera alcista de la moneda única daña la competitividad de las exportaciones europeas y, con ello, el crecimiento de la eurozona.

El FMI respaldó ayer la decisión del BCE, aunque dijo que deberá estar listo para actuar si se intensifican las muestras de debilidad económica.