«Los promotores nos sentimos señalados, como si quisieran fusilarnos al amanecer»

Natalia Bore

ECONOMÍA

La patronal de la construcción pide solución al problema de la vivienda, pasando por sacarla fuera de la «contienda política»

18 ene 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

La patronal de la construcción, la Asociación de Promotores y Constructores de España (APCE), de la que Manuel Martí es secretario general, parece tener pocas dudas sobre cuál o cuáles podrían ser las soluciones a la crisis -o a la «desaceleración», como se la denomina en otros foros- que está castigando al sector inmobiliario español. Menos de una semana después de que el Gobierno aprobara una reforma del Plan Estatal de Vivienda, muy criticada por sindicatos, colectivos de consumidores y algunas formaciones políticas, por entender que se centraba solo en «aliviar» la asfixia de los constructores, estos lo niegan y denuncian que se sienten «señalados», al tiempo que reclaman soluciones, «desmarcando» el problema de la vivienda «de la contienda política».

-¿Cómo valora las modificaciones del Plan Estatal de Vivienda? ¿Es el balón de oxígeno del que se habla?

-La reforma es, en general, positiva, pero supone un incentivo absolutamente cero para los promotores porque la actualización del precio básico nacional sigue siendo insuficiente, así que hablar de que nos favorece es una tontería inmensa que, además, tuve que escuchar en directo, porque formo parte del Consejo del Plan de Vivienda. Es como si quienes dicen tales cosas pretendieran que a los constructores nos fusilaran al amanecer, pero, claro, que a la vez las grúas no estén paradas, lo que es incompatible.

-Lo que es incuestionable es la galopante caída que ha colocado a algunas empresas en serias dificultades.

-Las empresas hoy venden con más dificultad. Hay demanda, porque este país tiene una población autóctona que necesita dónde vivir, a la que hay que añadir los inmigrantes, las parejas que se forman y se rompen (unas 100.000 cada año). Y eso se traduce en una importante demanda, de alrededor de 200.000 nuevas viviendas anuales. Pero hay otra parte que está esperando que los precios se derrumben, cosa que no va a ocurrir, aunque se haya dado algún caso aislado, como el de Llanera. Ahora, cuánto tiempo tardará la gente en darse cuenta de que los precios de la vivienda no van a desplomarse... no lo sé. La campaña mediática que padecemos tampoco ayuda.

-¿Por dónde pasaría la solución a este escenario tan difícil del sector?

-Creo que, para empezar, habría que eliminar la demagogia y el victimismo del tema de la vivienda. Es un problema económico y social serio, muy importante, y por eso hay que desmarcarlo de la contienda política.

-¿Ustedes qué medidas concretas proponen?

-Nuestro problema es que las ventas se están ralentizando, como correspondía a un caso en el que los precios quizá subieron demasiado. Pero también hay otros problemas externos, como la crisis financiera internacional, que hay que separarla de nuestra situación interna. Y está la Ley del Suelo, que es innecesaria, inoportuna e inconveniente, porque ha llegado en un momento francamente malo.

-Entonces, ¿habría que modificar la Ley del Suelo?

-Sí, aunque no únicamente. Cualquier solución al problema de la vivienda pasa por desvincular el urbanismo de la financiación de los Ayuntamientos, es decir, sentar las bases para que aprobar un plan no signifique poner la mano para cobrar.

-¿Y medidas económicas?

-Bueno, si hay un problema de precio, yo no conozco otra solución que la libre competencia. Y eso se consigue eliminando las restricciones que hacen que el precio suba, como es el coste del terreno. Hay que volver a una Ley del Suelo liberalizadora. También crear nuevos focos de centralidad, es decir, hacer atractivas para vivir no solo las ciudades, porque esa demanda se traduce en subidas de precios y no tiene sentido que una casa en Madrid cueste el triple que una en Soria. En las ciudades cabe gente hasta que ya no cabe más, aunque todos se empeñen en vivir en el mismo sitio. Comprendo que suene raro, pero es la única solución.

-¿Se sienten señalados como responsables del problema de la vivienda?

-Sí. Y no se trata de buscar culpables, sino soluciones, una fórmula, por cierto, muy poco española. En cualquier caso, el remedio siempre es el mismo. Si el problema es de precio, hay que optar por la libre competencia. El progreso no va a aliado a la demagogia, sino a la libre competencia, y el verdadero progresismo es instaurar esa libre competencia.

-Y en este momento en el que los constructores son el blanco de todas las miradas y de multitud de críticas, ¿cuál es su respuesta?

-Después de anunciar la catástrofe del sector en los últimos años, supongo que hoy muchos medios de comunicación estarán contentos. Pero hay un refrán que recomienda tener cuidado con lo que se desea, porque puede acabar haciéndose realidad.