Reivindican protección patrimonial para once cementerios de adro locales

Rocío García Martínez
Rocío García A ESTRADA/LA VOZ.

DEZA

11 ene 2011 . Actualizado a las 02:00 h.

Un estudio de los arquitectos José Luis Gil Pita y Cristina Nieto Peñamaría ha dado la voz de alarma sobre la progresiva destrucción de los cementerios tradicionales de los adros de las iglesias del municipio estradense. Los expertos -que además de su trabajo particular como arquitectos realizan el inventario de bienes patrimoniales de la provincia de Pontevedra- se han percatado de la escasa valoración de los modelos de camposanto tradicional que se conservan en la zona y de la ligereza con la que -casi siempre por desconocimiento y no con mala fe- se destruyen para dar paso a construcciones modernas presuntamente más salubres.

Los resultados del estudio se reflejan en el artículo Breves notas sobre a vida dos cemiterios da Estrada , incluido en el último número de la publicación anual del Museo Manuel Reimóndez Portela A Estrada. Miscelánea histórica e cultural . En él, Gil Pita y Nieto Peñamaría lanzan un SOS por los camposantos que aún conservan sus señas de identidad.

Según explican, en el municipio estradense existen once adros de iglesias que albergan cementerios que todavía mantienen una secuencia y contenido interior y que pueden considerarse referentes de homogeneidad y calidad. Independientemente del interés arquitectónico de otras iglesias parroquiales, tienen especial valor los camposantos de San Miguel de Curantes, San Xurxo de Codeseda, Santo André de Souto, Santa Mariña de Agar, San Miguel de Arca, San Xoán Bautista de Liripio, Santa Baia de Pardemarín, Santa María de Frades, Santa María de Olives, San Miguel de Barcala y Santo André de Vea.

El cementerio del adro de la iglesia de Liripio es uno de los mejores ejemplos de conservación, tanto por el mantenimiento de la estructura original de disposición de las sepulturas como por la pervivencia de las labras y trabajos escultóricos integrados en muchas de las tumbas.

El valor de las iglesias no viene dado solo por su arquitectura, sino también por su dominio. Según el arquitecto José Luís Gil Pita, ese dominio que representa el adro reviste especial importancia en Tabeirós-Terra de Montes y Deza. «En Castilla, por ejemplo, los enterramientos están alejados de las iglesias. Aquí están al cuidado de la parroquia. En otras culturas se perdió esta proximidad, pero aquí, hasta hace unos años, no. Ahora hay una tendencia a alejar los enterramientos, igual que a alejar la muerte de la vida, pero en la zona rural la tradición se sigue manteniendo», explica. «Los cementerios son espacios de valor incalculable no solo por ser espacios de respeto o por su interés arquitectónico. Además son lugares que albergan labras y piezas escultóricas exquisitas que corren el riesgo de perderse», explica. Según Gil Pita, este valor escultórico añadido es especialmente importante en la zona por la presencia de una importante tradición de cantería. «Los canteiros de la la comarca también plasmaron su habilidad en el momento de la muerte y han dejado exquisitos ejemplos», explica.

Valor documental

Al margen de estos valores artísticos, espaciales y sociales, Gil Pita y Nieto Peñamaría reivindican el valor de los cementerios como documentos. «Los adros son un auténtico registro, un libro abierto de fechas, nombres, enlaces familiares... Se han aprovechado poco como fuente, pero pueden servir para analizar los linajes de la comarca, los apellidos con mayor presencia en un municipio, la evolución de la longevidad de la población...», comenta. «En los cementerios de adro hay mucho que estudiar: cuestiones sociales, etnográficas, culturales, antropológicas... Son el último registro», añade.