Agria, enrarecida y con cruces de acusaciones. Así fue la asamblea del Balonmán Lalín celebrada ayer por la noche. La junta general de socios se convirtió en un rifirrafe que acabó con el club todavía más desmantelado que al principio de la noche. Y es que, pocas conclusiones pudieron sacar ayer los socios, salvo que están convocados el próximo miércoles a una nueva reunión.
La asamblea comenzó con el balance deportivo. En ese capítulo no hubo problemas. Las complicaciones llegaron tras dar cuenta de la parte económica. Los miembros que quedaban de la junta que arrancó la temporada presentaron una marabunta de números de los que era complicado sacar algo en limpio; al menos, en el capítulo de ingresos. Las cuentas arrojaban una previsión de déficit de unos 16.000 euros, pero ese dato incluía una previsión de lo que se puede cobrar por publicidad todavía, con lo cual la realidad de la cifra se desconoce, pues no hay certeza alguna del dinero que queda por entrar, ni si se llegará a cobrar.
Al margen del balance, que daría para mucho más avanzada la reunión, la polémica comenzó cuando el ex presidente, Jesús Aguión, mostró su disconformidad con los números presentados por la actual directiva, sobre todo, en lo que se refería a la cantidad que había aportado. Y es que Aguión dijo haber aportado alrededor de unos 4.000 euros más de los que recogían los números de la directiva; fue entonces cuando, a petición de los socios, expuso un cronograma de los distintos gastos que había asumido. Y es que, según quedó patente ayer, esta temporada no se siguió una lógica de aportar una cantidad determinada, y sacar de ahí según hiciese falta, si no que Aguión hacía frente a los gastos, y se anotaba después.
Con la directiva y Aguión debatiendo respecto a los gastos que se habían asumido, y demás, se fue calentando la noche. El empresario del Buda del Moroso explicó que se había encontrado con una deuda mayor de la que se le había indicado, así como que se habían cambiado de destino algunos pagos, tales como la ayuda de la Fundación lalinense, que se aplicó a deuda contraída con anterioridad. El momento más agrio de la noche llegó cuando Aguión insinuó que las cuentas de la lotería no habían cuadrado, y que Higinio Gulías había sido la persona que había vendido la mayor parte. La acusación, entendida como tal por todos los asistentes, estuvo seguida de la consiguiente defensa de Gulías, acompañada además por una explicación de varios de los presentes que indicaron que Gulías llegó a poner de su bolsillo los aproximadamente 200 euros que no cuadraban en las cuentas. La defensa de Gulías estuvo además acompañada de una cascada de apoyos por parte de los asistentes, que loaron su dedicación al club y lamentaron que se pusiese en tela de juicio su honorabilidad.
El superar la parte más agria no significó, sin embargo, que se aclarara el estado de cuentas. Y es que la marabunta de datos presentada por la directiva no recogía, por ejemplo, la deuda que el club tiene con Meixide desde hace años. No saber el estado real de la economía del club, fue uno de los aspectos más criticados de la noche. Más aún cuando varios socios se interesaron por saber hasta donde llegaba la deuda, de cara a tomar las riendas del club. Al final, sin conocer la situación, cosa que ayer tampoco se aclaró, desistieron.
Directiva
Los agrios momentos que a lo largo de la noche fueron salpicando a casi todos los directivos, varios de ellos por cruces con Aguión, desencadenaron la dimisión de Gulías, que aclaró que ya había adoptado antes la decisión al no sentirse cómodo en la directiva; y la de Luis García, el encargado de la parte económica. Con la directiva rota, y en dos bloques, como apuntó Román Pedreira, que acusó a Aguión de haber roto la junta directiva, la asamblea se encontró totalmente desnortada, y buscando refuerzo. El propio Pincho llegó a destacar que si nadie tomaba las riendas, el intentaría, echando mano de la propia plantilla, no dejar morir el club.
Entre dimes y diretes pasó el tiempo, sin que nadie se ofreciese. Conforme pasaban los minutos, la cosa pintaba peor, y al final se optó por convocar una nueva asamblea para el próximo miércoles. En ella se espera que directivos que se mostraron dispuestos a continuar, tales como Antonio Taboada, o Nicolás Varela, encuentren apoyos, o busquen relevo.
Los últimos minutos sirvieron además para que Budi pusiese sobre la mesa la falta de apoyo y trabajo que se ha dispensado, sobre todo en el último año, con la cantera, que se había encontrado desamparada.