Las camelias gallegas aspiran a ser patrimonio de la humanidad

SANTIAGO CIUDAD

Los técnicos iniciarán la catalogación de ejemplares como paso previo para la candidatura

08 mar 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Los camelios gallegos son auténticos tesoros naturales, cuya relevancia no se circunscribe a las fronteras nacionales, ni siquiera europeas, sino que abarca a todo el planeta. Es lo que piensa Shigeo Matsumoto, presidente de la Sociedad Japonesa de la Camelia y así se lo hizo saber al presidente de la Diputación de Pontevedra en una carta que le remitió en abril del 2007. Fue justo después de realizar una visita guiada por jardines y pazos de Galicia en compañía de otros diez miembros de la citada entidad nipona.

En la misma misiva aseguraba Matsumoto que, después de haber soñado tantas veces con realizar el viaje, ya podían afirmar con conocimiento de causa que las camelias gallegas «son únicas, tienen un valor incalculable a nivel mundial y que, por eso, deben der ser conservadas como parte del patrimonio de la humanidad». La sugerencia no cayó en saco roto.

Desde el mismo momento en que llegó la carta, los responsables de la Sociedad Española de la Camelia y de la Estación Fitopatológica Areeiro, entidades que ejercieron de cicerones durante la visita, empezaron a considerar la idea. «El camino no es fácil y, por supuesto, será largo», afirma Carmen Salinero, presidenta de la primera y jefa de la sección de ornamentales y fruticultura de la segunda.

La primera piedra

Una parte fundamental de dicho camino es la catalogación de los ejemplares más singulares, tarea que estiman que les llevará entre uno y dos años. Pretenden que la Fundación Barrié financie dicho trabajo de campo, en el que participarán cinco técnicos de Areeiro, tres de la Universidad de Santiago y uno del Jardín Botánico de Madrid. Con ese objetivo colocaron ayer la primera piedra en forma de presentación de un estudio preliminar.

La carta de Shigeo Matsumoto no deja de ser un aval. No hay que olvidar que la camelia es originaria de Oriente. Asegura que lo que vieron con sus propios ojos superó cualquier expectativa. Cita algunos ejemplos concretos, entre ellos la camelia Matusalén del pazo de Castrelos, ejemplar que califica de «impresionante y majestuoso», considerado el más antiguo de Galicia, o el conjunto de los jardines de Soutomaior, que alberga el camelio más grande con 13 metros de altura.

Termina Matsumoto pidiendo un apoyo expreso a la conservación de estas plantas, «de incalculable valor», para que los amantes de las camelias de todo el mundo puedan «peregrinar» a Galicia para contemplarlas.