Espadachines gallegos en el siglo XXI

Rubén Ventureira

DEZA

04 mar 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Protegido con un chaleco antidisturbios y robustos guantes de cuero, Ton empuña la espada y se lanza a por Daniel. La escena, propia del siglo XIV salvo por el vestuario, se desarrolla en el Palacio de los Deportes coruñés. Es martes, pero también podría ser jueves o sábado. Son los tres días en los que se reúnen en este recinto quince espadachines del siglo XXI. El más joven tiene 16 años. El mayor, 50. La media es de «treinta y pico». Hay dos mujeres, pero ninguna esta noche. El coruñés Antonio Puey, Ton , ejerce como profesor. Suma cuatro años dando clases. «En Galicia estamos casi solos. Existe otra escuela de esgrima antigua en Vigo, pero sin mucha actividad. En Santiago hay otra, pero está centrada en la esgrima escénica».

«Siempre me gustaron las espadas y la época medieval, pero no me llamaba la esgrima deportiva. La antigua, sí», cuenta Daniel López, uno de los alumnos. «Llevo unas semanas y me gusta más de lo esperado», tercia Félix Carreira, otro de los discípulos de Ton. Tras la clase, llegan los duelos. «Aquí tiramos a tres tocados. En los torneos, a uno. En la esgrima deportiva, a quince», detalla el espadachín Jorge Puey.

Relucen dos tipos de espadas, «las dos civiles», matiza Ton. Una es la de mano y media, la que portaba Aragon en El señor de los anillos . «Se usó desde el siglo XIII al XVI. Hay dos escuelas, la alemana y la italiana, coetáneas y similares. Aquí seguimos la italiana de los maestros Fiore di Liberi y Filippovadi». La otra es la espada ropera, así llamada porque los hidalgos la llevaban por la calle como arma de autodefensa entre finales del siglo XVI y el XVIII. «Estudiamos un estilo español que se llama " destreza verdadera" », precisa el profesor. El estilo lo creó Jerónimo Carranza y lo popularizó su discípulo Luis Pacheco de Narváez, quien, por cierto, cruzó su espada con la de Quevedo porque el escritor era seguidor de la «destreza vulgar». «Conjuga la filosofía, la esgrima, las matemáticas y la religión. Por ejemplo, todos los movimientos están basados en la geometría», explica el maestro de esgrima.

¿Dónde compran las espadas?: «En España, donde hay pocas pero buenas; en Chequia, donde fabrican muy bien; y están las chinas, que son las más baratas», informa Ton. Una simple ropera ronda los 160 euros. Una mano y media barata, los 120. Pero las dos pueden llegar a los 4.000. Están hechas en acero tradicional al carbono: no sirve el inoxidable porque tiene menos flexibilidad.

Ton acaba llamando a filas (civiles): «Al que le gusten las espadas, le gustará esto».