El nuevo presidente afrontará el reto de poner orden en el fútbol, cobrar la deuda con Hacienda y aguantar la presión de los dirigentes que le exigirán ayuda
07 dic 2011 . Actualizado a las 08:32 h.Rajoy, un gran aficionado al deporte, se encontrará con una patata caliente que el anterior Gobierno no quiso o no supo afrontar. Los dirigentes del fútbol han llevado a los clubes a un callejón sin salida. La deuda estimada del fútbol profesional español supera con creces el medio billón de pesetas (3.600.000.000 euros), aunque algunas fuentes sitúan la deuda total del fútbol muy por encima de los cuatro mil millones de euros, una cifra espectacular que da una idea de que no estamos hablando de un simple juego. Menos aún si tenemos en cuenta que el débito total con la Agencia Tributaria está alrededor de los 700 millones de euros (algo más de 116.000.000.000 pesetas), Seguridad Social a un lado.
Por otro lado, diecisiete clubes de la actual Liga Profesional están o han estado en concurso de acreedores. Otro, como el Valladolid, puede caer en cuestión de horas, mientras que un buen número de ellos, en clara situación de insolvencia, no se acogen a la Ley Concursal para evitar las responsabilidades patrimoniales o incluso penales de sus presidentes. La situación es crítica y la Liga espera ansiosa a que Rajoy se instale en la Moncloa para que tome cartas en su favor.
el chantaje al gobierno
Los clubes de fútbol ya amenazaron al Estado con una plante el pasado 3 de abril
En la recta final de la segunda legislatura de Zapatero, los clubes de fútbol han chantajeado al Gobierno una y otra vez. Sin rubor ninguno y a pesar de la mastodóntica deuda que mantienen con el fisco, los dirigentes exigen un trato de favor que les permita salir del atolladero o ganar unos años en su funcionamiento. Como si tuvieran la sartén por el mango, a pesar de estar con el agua al cuello, exigen más dinero de las quinielas, un gran porcentaje de las apuestas de Internet, facilidades en los pagos a Hacienda, que deje de existir el partido en abierto, y que el Estado abandone la pretensión de crear un órgano independiente del fútbol que se encargue de controlar las cuentas de los mismos.
Su chantaje llegó al extremo de anunciar un plante el 3 de abril, amenaza que no llegó a cumplirse. Los rectores del fútbol español llevan tiempo enviando mensajes a Mariano Rajoy de cara al futuro y no dudarán en presionar con todas sus armas hasta alcanzar un tercer plan de saneamiento, aunque sea encubierto. La cuestión es, ¿será capaz el nuevo presidente de España, con el país metido en una profunda crisis, cuando se está pidiendo a la ciudadanía enormes sacrificios, darle al fútbol lo que se está recortando al resto?
la fiscalización
Durante la legislatura de Zapatero se miró hacia otro lado ante los disparates del fútbol
Si algo ha caracterizado la legislatura de Zapatero con el fútbol ha sido la dimisión del Estado de sus obligaciones de fiscalizar a los clubes y depurar las responsabilidades en aquellos casos en los que se hayan infringido las leyes. El que fue secretario de Estado para el deporte Jaime Lissavetzky realizó un uso propagandístico de su cargo, utilizado como mero instrumento de proyección política, sin meterle el diente a ningún asunto espinoso. Que haya trascendido, el CSD nunca pidió una auditoría independiente de los clubes, a pesar de que en varios casos los informes de auditoría que las entidades tienen obligación de remitir a Madrid todos los años advertían de serias irregularidades. Si algo no puede hacer el CSD como coartada de su inacción ante el disparate del fútbol es alegar desconocimiento. El Gobierno sabía la bola de nieve que se estaba formando y no hizo nada para frenarla. ¿Cuál será la actitud del nuevo Ejecutivo? ¿Seguirá con la dejación de funciones de sus predecesores? ¿O cogerá el toro por los cuernos, pondrá orden en el caos y depurará las responsabilidades?
En cualquier caso, parece evidente que la regulación del fútbol profesional no puede seguir como hasta ahora, una especie de reino de taifas en el que todo se consiente bajo la coartada del sentimiento de los aficionados. El nuevo Gobierno deberá delimitar el terreno de juego, poner unas normas diáfanas y esmerarse en que se cumplan.
la deuda con hacienda
El fisco ha tratado con mano blanda a los clubes españoles
Los clubes profesionales deben a Hacienda alrededor de 700 millones de euros, una cantidad reconocida por el propio Gobierno y que según palabras de Javier Tebas, representante legal de varios clubes en la Liga, no se está recortando. En la España de los cinco millones de parados, donde Hacienda es implacable con el común de los contribuyentes que no cumple con sus obligaciones tributarias, los clubes españoles reciben del fisco todo tipo de facilidades. ¿Cuántos clubes han sido intervenidos a pesar de todo lo que está sucediendo? Los hechos parecen corroborar la sospecha de que el fútbol ha gozado de bula con Hacienda en el 99 % de los casos. El presidente del Valladolid lamentaba recientemente que la Agencia Tributaria estrangulaba a su club al tener embargados sus ingresos. Carlos Suárez se siente discriminado con respecto a otras entidades, llegando a decir que Hacienda mima a todos los clubes, menos al suyo. Tal y como están las cosas, Rajoy tendría difícil hacer compatible cierta condescendencia con el fútbol con los intereses de todos los españoles.
la corrupción
En el fútbol se admite sin rubor que existe corrupción
Como en todos los ámbitos de la vida, el fútbol no es ajeno a la corrupción. La diferencia está en el escaso interés de la Justicia española en atacarla. Los jueces y los fiscales, igual que los políticos, no acostumbran a pisar los charcos del fútbol. Pero el balompié español hace tiempo que está bajo sospecha. ¿Seguirá todo igual con Mariano Rajoy?