Stephane Lasme tiene su particular batalla con las faltas personales. Se carga demasiado rápido y el equipo lo acusa, ya que es piedra angular en el juego interior. A Ebi Ere le pasa lo que al colectivo, que no acaba de encontrar la fluidez ofensiva, pese a sus credenciales de anotador.
El cuadro técnico ha trabajado especialmente con el pívot para que le tome las medidas a los arbitrajes y para que trata de corregir algunas situaciones de juego, especialmente en el poste bajo. A Ebi Ere, como al equipo, Moncho Fernández le ha transmitido el mismo mensaje: «Que siga tranquilo», porque los puntos tienen que llegar». Aun así, es el máximo anotador del equipo.
El entrenador está satisfecho con el trabajo de ambos y convencido de que elevarán sus prestaciones.