Pau Gasol en Galicia: días de tute, churrasco y percebes

Por Soledad Antón y Carlos Cortés

SANTIAGO

El jugador de los Lakers se está acostumbrando a visitarnos. Antes de irse, dejó un mensaje en Twiter: «Maravillosos días en Galicia»

19 jun 2011 . Actualizado a las 18:31 h.

Parece que las vacaciones gallegas de Pau Gasol empiezan a ser sagradas. Es el nuevo eje Los Ángeles-Quiroga-Vigo. El amor y la amistad tienen la culpa. Silvia López, su novia desde hace dos años, ha sido la encargada de descubrirle los tranquilos y paradisíacos vericuetos del municipio lucense en el que se hunden sus raíces, en tanto a los encantos de la mayor ciudad de Galicia lo han enganchado un par de buenísimos amigos. Con uno de ellos, empresario del sector pesquero, además de con Silvia y su futura suegra, compartió Gasol el pasado martes mesa y mantel a la hora de la cena en un conocido restaurante de la ciudad olívica (Casa Moncho). El otro, cuya profesión está vinculada al mundo del derecho, fue el que se encargó de realizar la reserva apenas media hora antes.

Desde el otro lado del teléfono el amigo en cuestión realizó una pregunta y una encomienda al propietario del establecimiento. La primera fue si tenía buen y variado producto en la nevera ese día. La respuesta fue sí. En cuanto a la encomienda, fue discreción absoluta dada la notoriedad del comensal. Tan bien cumplió este mandamiento que ni el personal de cocina ni el de sala supo que esa noche iban a servir a la estrella de los Lakers hasta que entró por la puerta.

Forofo de los percebes, como bien saben los que lo conocen, fue lo primero por lo que preguntó. Pocos locales mejores que el de Moncho para catar de los buenos. Su novia, Silvia, es más de langostinos a la plancha, que el martes, por consejo del metre, cambió por carabineros. Centolla y lubina salvaje a la sal completaron el marinero menú. Todo un homenaje gastronómico que no tuvieron tiempo para saborear con sosiego, porque de lo contrario corrían el riesgo de perder el avión y quedarse en tierra. De hecho, tuvieron que renunciar al postre. Aun así, llegaron tarde al aeropuerto de Peinador, lo que obligó a retrasar su vuelo unos minutos.

La complicidad que en todo momento mostró Pau con su novia, además de la presencia de la madre de esta, echa por tierra la rumoreada y nunca confirmada crisis de la pareja, cuya relación se remonta al año 2009, concretamente al Europeo de Polonia, al que Silvia acudió como animadora. No sería hasta medio año más tarde de aquel encuentro cuando aparecerían juntos en público en el All Star de la NBA.

Una conexión no menor del jugador de la liga americana de baloncesto con Vigo es la de Pepe Casal. Él fue el preparador físico que moldeó su cuerpo para adaptarlo a las extraordinarias exigencias físicas de una competición como la NBA. Y a él ha recurrido más de una vez después de aquello para que lo pusiera a punto antes de alguna cita con la selección española. Seguro que entre abdominales y estiramientos Casal tuvo oportunidad de hablarle de su ciudad, de la espectacularidad de su ría, de su gastronomía... Y seguro que Pau escuchó con atención. El caso es que uno de los pívots más famosos de la historia del baloncesto ha terminado por poner Vigo en su particular mapa de preferencias.

Pero antes que Vigo fue Carballo de Lor. Allí aterrizaron por primera vez los 2,15 metros del jugador de los Lakers el 11 de agosto del año pasado. Por aquel entonces, Silvia y él llevaban un año saliendo y decidieron que ya era hora de que los dos visitasen el pueblo de la familia de ella. «Esto es el paraíso para él», contó Silvia a los periodistas que esperaban a la puerta de la casa de sus abuelos en esta aldea de Quiroga. A él también debió de parecérselo, porque a diez meses de aquella primera visita, la pareja decidió hacer un paréntesis en sus vacaciones para volar a Galicia y pasar unos días en la casa familiar de Silvia.

En todo caso, las cosas esta vez fueron un poco distintas. En la visita del año pasad, Gasol y su novia se alojaron en el balneario de Augas Santas, en el municipio de Pantón y a algo más de 25 kilómetros de Carballo de Lor. Sin embargo, en esta ocasión los tres días de su escapada gallega hicieron noche en Carballo. Llegaron el lunes acompañados por un amigo de la pareja. Venían de Vigo y completaron el viaje por carretera hasta Quiroga en un Mercedes Clase E alquilado.

La casa en la que hasta diciembre vivían José Castro y Remedios González, los dos abuelos maternos de Silvia, tuvieron que encontrarla cambiada. La abuela falleció el pasado mes de diciembre. A pesar de que tenía 90 años y los achaques habituales de esa edad, se valía bien por sí sola y su muerte fue un mazazo inesperado para los suyos. No se enteró nadie ajeno a la familia y al vecindario, pero Silvia viajó desde Los Ángeles para estar presente en el funeral.

Pero es que además la casa está en pleno proceso de reformas. No la están ampliando, pero el aspecto del patio exterior está muy cambiado. Lo que más se ve es un muro de piedra que da más intimidad a la entrada de la vivienda, un detalle que agradecerá Gasol en el caso de que en algún momento se sienta agobiado por alguien durante alguna de sus visitas. Las obras las dirige Manuel Castro, el tío de Silvia, que vive en Monforte pero pasa mucho tiempo con su padre, ahora viudo. No resulta fácil sacarle nada sobre los gustos de Pau Gasol o en qué gastan el tiempo él y su sobrina cuando están en esta aldea de la montaña de Quiroga. Desde allí se pueden disfrutar unas espectaculares vistas del río Sil y es posible perderse por una naturaleza poco domesticada, pero no parecen sobrar alternativas de ocio para una estrella de la NBA.

Solo después de insistirle mucho Manuel acaba contando que a Gasol le gusta jugar a las cartas, concretamente al tute. ¿Y qué tal juega? «Home -contesta el río de Silvia con una media sonrisa-, pois unhas veces gaña el e outras gaño eu». Y poco más. A la familia de Silvia, Gasol le parece una persona amable y sencilla que se comporta con ellos de una manera completamente normal. Pero no les gusta contar demasiadas cosas. Saben que un exceso de interés público puede ser molesto para la pareja y no quieren pasarse.

Aunque la verdad es que los tres días que pasaron esta semana en Carballo no salieron demasiado. Se dedicaron a dar paseos por los alrededores y poco más. Si esta vez también fueron a Monforte, desde luego lograron pasar más desapercibidos que el año pasado, cuando decidieron cenar en la céntrica calle Cardenal, para sorpresa de decenas de vecinos y veraneantes, que se hartaron de pedirle autógrafos a Gasol. Esta vez tenían menos tiempo para visitas, y probablemente tampoco pudieron coincidir con todo el grupo de amigos que Silvia conserva aquí.

Así que aprovecharon para pasear por el monte y visitar a los conocidos que ella mantiene en una zona con la que, a pesar de que siempre vivió en Barcelona, nunca llegó a perder el contacto. Hasta ahora ha vuelto todos los veranos, casi siempre durante las fiestas de Carballo, que suelen ser en agosto. Es posible que también venga este verano, pero de hacerlo tendrá que ser sin él, que en agosto estará en Lituania, jugando el Eurobasket con la selección española.

Por tanto, la siguiente visita de Gasol tendrá que esperar. Cuando quiera que sea, si tienen tanto tiempo como en agosto del año pasado, quizás aprovechen para ir a lugares que les quedaron por ver en su primer viaje. O puede que repitan en alguno de los que más les gustaron y vuelvan a la Devesa da Rogueira, el bosque más popular de la sierra de O Courel, que el pasado agosto recorrieron en compañía del grupo de amigos habitual de los veranos de Silvia en Quiroga. Aquel día habían hecho una parada en la aldea de Froxán, ya en el municipio de O Courel y a medio camino entre el Lor y la Devesa da Rogueira. Después de un baño en el río, siguieron camino hacia Ferreiros, donde comieron en el mesón O Pontón, construido íntegramente con madera y de menú sencillo: solo hay churrasco. Ningún problema para Gasol, que, según el tío de Silvia, en la mesa no le dice que no a nada: «Gústalle todo».