El Obradoiro aparca la lírica

M.G. REIGOSA BURGOS / ENVIADO ESPECIAL

SANTIAGO

Apuesta por aceptar el envite del Burgos y desplegar un juego más físico

03 jun 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

El Obradoiro Blusens Monbus afronta esta noche a las 21 horas en El Plantío el cuarto asalto de la final de la LEB Oro ante el Ford Burgos. Si gana, será nuevo equipo de la ACB. En caso contrario, la eliminatoria se resolvería el domingo en Sar, ya sin margen de error para ninguno de los dos contendientes. De momento, le espera un pabellón atestado y una ciudad que, después de festejar el retorno a la Segunda B del fútbol, quiere hacer doblete con el baloncesto.

Tras la derrota del miércoles, la de ayer fue jornada de reflexión y de difícil digestión para la expedición santiaguesa. Porque que a Corbacho le piten cinco personales y a Marcus Vinicius tres es como si en un Barça-Madrid expulsan a Messi y Pepe no pasa de una tarjeta amarilla.

También resulta curioso que de las 27 faltas pitadas a favor del Obradoiro, más de la mitad, catorce, fuesen indicadas sobre la tripleta Andrés Rodríguez-Eric Sánchez-Nguema, solo cuatro a los aleros y las otras nueve a los pívots. Es como si las minas estuviesen en un sitio y las explosiones en otro.

Moncho toma nota

De todo ello tomó nota el equipo nada más concluir el encuentro. Y ayer, ya con más tiempo para la reflexión y el análisis, el mensaje de Moncho Fernández seguía siendo el mismo: «Es claro lo que queremos transmitir. La final se está jugando a un nivel de intensidad elevadísimo, que es el que está marcando el Burgos, fundamentalmente. Para ganar, lo primero es ponernos a ese nivel de intensidad en defensa de los bloqueos, rebote, defensa de los cortes... Tenemos que situarnos al mismo nivel porque si no estamos perdiendo cada batalla individual. Esto como principal argumento. Y luego hay situaciones de baloncesto, estrictamente, que tenemos mejorar».

El rebote

Una de ellas es la concesión en el rebote: «Hemos calculado los puntos de acciones directas, es decir capturas convertidas en canasta o en falta, y son casi catorce. Y si se le añaden las que no son directas, pero acaban con un triple o una canasta doble, son otros nueve puntos. Veinte segundas opciones ante un equipo que empuja, que carga, es una barbaridad. Nosotros tenemos que estar a ese nivel».

El Obradoiro sabe que con la lírica y los violines no le va a bastar. Es tiempo para la épica y para la percusión, para la epopeya y los tambores. Y, en todo caso, para recordar que sigue teniendo ventaja en la final. En ello insiste Moncho Fernández: «Nuestro trabajo es convencernos otra vez. La posición continúa siendo excepcional. Seguimos dependiendo de nosotros mismos. Lo que tenemos que hacer es aprender de las cosas buenas, que también las hay, e intentar corregir las que hemos hecho mal. Y luego hay otra cosa. No podemos ver todo negativo, porque vamos 2-1 y tenemos otra oportunidad».

Nguema, reflexivo

Richard Nguema corrobora las palabras del entrenador: «Estamos ya recuperados. Sabíamos que no iba a ser un partido fácil. Tenemos que aprender de los errores para mejorar y que el cuarto partido sea distinto».

Respecto al reparto de faltas, el base escolta lo califica como «un poco raro». Y añade: «Que Tuky y Corbacho acaben expulsados y que sus escoltas y aleros no cometan tantas... De todas formas, las excusas deben quedar aparte. Nosotros tenemos que aprender de los errores».

Nguema apuesta por seguir jugando de la misma manera pero «aumentando el nivel de dureza, poniendo el mismo que ellos o incluso un poco más, y estando muy concentrados en los pequeños detalles, que al final son los que pueden decidir el partido».

La plantilla tuvo por la mañana una suave sesión de tiro en el pabellón de El Plantío. Después los jugadores pasaron por la piscina. Para la tarde estaba previsto un paseo hasta la catedral, situada a apenas cinco minutos del hotel. Pero el día desapacible, gris y frío, aconsejó suspender la visita y dejar paso a la sesión de vídeo para completar la jornada.