El mejor tenista taiwanés de la historia echa a Roddick

P. A. L. REDACCIÓN/LA VOZ.

DEPORTES

29 jun 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Derrotado el año pasado ante Roger Federer en una de las finales más hermosas de los últimos años en Wimbledon, en un duelo sin espacio para la tregua en el servicio, Andy Roddick perdió ayer en octavos contra el mejor tenista de Taiwán de siempre, Yen-Hsun Lu. De nuevo cayó el Bombardero de Nebraska en un partido cerrado por el gran servicio de ambos y que se decidió por 4-6, 7-6 (3), 7-6 (4), 6-7 (5) y 9-7.

China cuenta desde hace tiempo con algunas tenistas entre las mejores del mundo. En el último Open de Australia, Zheng Jie y Li Na alcanzaron el gran logro del tenis del país hasta la fecha, al coincidir ambas en las finales del Open de Australia. Pero Taiwán no había dado grandes nombres al tenis hasta la llegada de Yen-Hsun Lu.

Buen jugador ya en su etapa como júnior, en la que llegó a ocupar el tercer puesto mundial, fue haciendo historia a cada paso que dio. En el 2004 se convirtió en el primer taiwanés en llegar al club de las cien mejores raquetas del mundo, y logró su primer gran triunfo porque derrotó en Queen's a Guillermo Coria solo dos días después de que el Mago perdiese contra Gastón Gaudio la final de Roland Garros. Lesiones y dudas le complicaron hasta el 2007, cuando alcanzó por primera vez los cuartos de final en un torneo del circuito. Perdió entonces en Memphis contra Roddick, su víctima de ayer.

Buen jugador de pista rápida, Yen-Hsun Lu se reivindicó también en los Juegos de Pekín, de nuevo sobre pista dura, al vencer a Andy Murray, y en el 2009 con sus victorias en Australia sobre David Nalbandian y en Delray Beach sobre Lleyton Hewitt. Triunfos sueltos en todo caso. Nada que ver con la gran hazaña de ayer. Con 26 años, y después de eliminar a Horacio Zeballos, Michal Przysiezny y Florian Mayer, tumbó a uno de los grandes, a Andy Roddick.

Lu superó todo un duelo mental. Porque ante un sacador enorme solo dispuso de una bola de break en los cuatro primeros sets. Tras la siguiente, cuando mandaba ya por 8-7 en la manga definitiva, celebró el triunfo, el mayor logro de un jugador taiwanés en toda la historia.