El Lugo se adjudicó un derbi gris

Marcos Pichel

CDLUGO

Los locales se fueron con dos goles de ventaja al descanso ante un Compostela falto de ritmo que no se entregó

12 abr 2010 . Actualizado a las 11:22 h.

Si es cierto el aforismo que dice se juega como se entrena, el Compostela lo cumplió casi al pie de la letra. Al menos, en el apartado del ritmo. Por mucho que Fabiano se desgañitara en la banda, su equipo lleva más de una semana sin ejercitarse. Y se nota. Porque le concedió al Lugo lo que necesitaba: un partido balsámico para reencontrarse con el triunfo, ganar por fin un derbi en casa y mantener un fino hilo de enganche con la cabeza. Por su parte, los compostelanos parten su racha de cinco jornadas sin perder y siguen hundidos en el pozo cuya salida es la Tercera División.

No tuvo mayores problemas el Lugo para adueñarse del balón, y con él, del juego. No hay duda de que su adversario, el Compos, sabe jugar. Y lo demostró con colocación, con algún detalle técnico, incluso con una encomiable entrega pese a su situación (desde la grada surgieron voces reclamándole a su presidente que pagase a sus jugadores). Aunque la sensación que dio en el primer tiempo, sobre todo después de que llegaran los goles locales, era de querer terminar cuanto antes. En el segundo, con los lucenses contemplativos, se atrevieron más.

Setién sorprendió con su alineación. Volvió a los tres mediocentros. El tercer elemento, junto al ex compostelanista Seoane (y su aparatosa mascarilla para proteger su nariz) y Maestre como fijos, fue el joven Pablo Antas. Y este, el conductor del dominio local. Ni Mariño, ni Claudio, sus antagonistas, consiguieron frenarlos. Era un día plácido, sin patadas ni juego sucio. Y Antas respondió mostrando a todo el público del Ángel Carro la calidad de su zurda: un guante. Pues él colgó la falta que Maikel (otro ex santiagués) prolongó de cabeza hasta la red. Y él mismo, apenas cuatro minutos después, era derribado en el área. Penalti que transformó con calma y clase Arroyo.

Alberto evitó la goleada

Once minutos y semejaba el preludio de una goleada. Que pudo serlo si no hubiera aparecido el ángel de la guarda vestido de portero del Compos: Alberto, que mostró anticipación y reflejos en ocasiones de Mauro, Antas, Maikel... El acierto del meta mató el poco ritmo que los locales quisieron insuflarle al juego, y triunfó el tedio.

La segunda mitad transcurrió entre el sopor. Los visitantes, en un ejercicio voluntarista, intentaron estirarse ante la relajación rojiblanca. Fabiano puso en juego a Keaton y Tiko, y le dio otro aire. En medio del sueño general, Rubén avisó estrellando el balón en el poste en una falta desde treinta metros. A ocho minutos del final, Keaton se aprovechó de la pasividad de la zaga local para colarse entre Aira, Alberto García, Pablo Ruiz y Escalona para hacer el 2-1. El Compos tuvo alguna ocasión más de falta. Pero el marcador ya no cambió, pese a un intento lejano de Sergio.