La última carrera

Isidoro Hornillos

DEPORTES

17 mar 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Don Julián Bernal acabó la carrera de la vida en silencio, cuando nadie lo esperaba, tras 91 años de recorrido. Formaba parte del paisaje del pedestrismo gallego veterano y se había convertido en un ejemplo y referente, no solamente para la juventud, sino para una sociedad que consume altas dosis de sedentarismo. Rompió fronteras, desafió las leyes fisiológicas y demostró con su ejemplo que nunca es tarde para tener ilusiones. Su legado más importante no son las muchas medallas, trofeos, títulos y récords batidos, sino la actitud de valentía que tuvo ante la vida.

Fue capaz de conjugar el verbo correr en todos los escenarios, desde la pista, el campo a través y el asfalto. Nada le parecía imposible. En todos ellos germinó su ilusión, arrancando aplausos y admiración entre los espectadores y participantes, siempre bajo la atenta mirada de su hijo Jesús.

Me fascinaba ver a don Julián correr. Era una estampa irrepetible. El ser humano luchando contra el paso del tiempo, con un semblante de dignidad ante el esfuerzo físico.

Tras la desaparición de Bernal, habrá un antes y un después en el pedestrismo popular y federado. Nos faltará un personaje irrepetible y carismático. Sin duda, vamos a echarlo mucho en falta. El atletismo y el deporte gallego están en deuda con él y sin duda sabrán responder adecuadamente para mantener viva su memoria y legado. Ayer finalizó la carrera de su vida.

Descanse en paz, mi querido don Julián.