El Sevilla es uno de los cuatro mejores equipos de la Liga, algo que solo discuten los del Betis. Si en el torneo de la regularidad marcha con nota muy alta, en la Copa se apunta como finalista. El problema del equipo que preside Del Nido está fuera del terreno de juego. Los seguidores sevillistas no comulgan con el entrenador. Tanto es así que, en el ambiente de la ciudad andaluza, con frecuencia se oye decir: «Jiménez es un entrenador que no puede con el equipo... El Sevilla le queda grande», repite con ligereza un notable sector de los seguidores blancos. Dicen que este divorcio entre afición y técnico es un problema para Del Nido, quien, cuando algún periodista se lo plantea, suele responder: «Jiménez es nuestro entrenador para toda la temporada».
No puede decirse lo que vaya a conseguir el Sevilla a lo largo de la segunda vuelta de la Liga, ni tampoco si se proclamará campeón de Copa. Las cosas le ruedan bien tras el 2-0 al Getafe, en donde alcanzó más de lo que merecía. Si hay resultados injustos este fue uno, porque el equipo de Míchel realizó un partido que ofreció a los aficionados, quizá, el mejor primer tiempo visto en la temporada, pero no acertó en donde no se debe fallar tanto, en el área, frente a la portería contraria.