La flema británica salva a Benítez

DEPORTES

El madrileño resiste al frente del Liverpool pese a una calamitosa temporada cimentada en los errores en los traspasos y en los persistentes problemas de lesiones

21 dic 2009 . Actualizado a las 17:14 h.

Se equivocó la afición del Portsmouth. En contra de lo que auguraban en sus cánticos del sábado, Rafa Benítez seguía ayer al frente del Liverpool. Y es probable que ahí continúe cuando llegue el verano. Si fuera entrenador del Madrid, Barça, Valencia o Sevilla -incluso del Manchester City, donde este fin de semana se agotó la paciencia con Mark Hughes pese a la victoria ante el Sunderland- hace tiempo estaría buscándose un nuevo banquillo en el que comer el turrón. A estas alturas de temporada (van 18 jornadas de Premier) los reds han perdido casi tantos puntos (24) como en toda la campaña pasada (28), saldada con solo dos derrotas por las siete que llevan ya en esta los de Anfield. Eliminados de la Carling Cup por el Arsenal y fuera también de la Champions, gran baza del técnico desde su llegada, los nuevos retos del Liverpool con la FA Cup (se miden al Reading) y la Europa League (jugarán contra el Unirea rumano). En la Premier marchan octavos a catorce puntos del líder y a ocho de los puestos de Liga de Campeones.

Solo la tradicional flema británica -esa suerte de tranquilidad frente a las adversidades de la que también se beneficia, por ejemplo, un Wenger cuyo ilusionante juego no deja títulos en Highbury desde hace cinco temporadas- y la fidelidad de la hinchada -Anfield es el cuarto campo con mayor asistencia en Inglaterra-, mantiene a Benítez en su puesto.

Los números no respaldan al míster. Tampoco el juego: el alarde táctico ante el United es de lo poco salvable esta campaña. Y sus habilidades como director deportivo también están en entredicho tras conseguir el pasado verano forzar la salida de Rick Parry y acaparar protagonismo en ese área. Dejó salir a Xabi Alonso, una decisión que Steven Gerrard calificó de «error fundamental» y a Arbeloa para traer a cambio a Aquilani y a Glen Johnson.

Desacierto en los fichajes

El internacional inglés, de calidad contrastada, ha alternado brillantes actuaciones con errores memorables, como el autogol frente al Arsenal. El italiano, por su parte, ha alternado lamentables actuaciones con largas sesiones de recuperación muscular y calentamiento de banquillo. Gary Lineker lo definió ayer como «el peor fichaje de la temporada». Ante la dimisión tácita del cerebro fichado de la Roma y huérfanos del del donostiarra vendido al Real Madrid, los reds están gobernados por el inexperto Leiva y un Mascherano irreconocible.

Al argentino le está viniendo grande la parcela ancha y paga su sobreexcitación con expulsiones como la del Portsmouth (segunda roja en Liga esta temporada). Destruye menos que en años anteriores y no crea nada. Huérfano de mejores opciones Benítez ha optado por reciclar para el puesto de centrocampista a Fabio Aurelio, uno más en la larga nómina de laterales (10) que han pasado por el Liverpool por designio del técnico español.

El ex entrenador del Valencia lleva cinco años al frente de la escuadra inglesa. Un lustro saldado con 73 contrataciones para el primer equipo y el reserva. Muchos (Torres, Reina, Alonso o Mascherano) eran ya jugadores contrastados cuando aterrizaron en Anfield. Del resto, escasos aciertos -consolidó a Riera y Arbeloa, promocionó a Agger y Skrtel, reconvirtió a Kuyt, exprimió a Benayoun y Crouch- e importantes fracasos -Dossena, Fowler, Kromkamp, Degen, Babel, Zenden, Barragán...-. Además, ha protagonizado incidentes con varios técnicos (Ferguson es su debilidad), con los dueños del club y con la prensa, que ahora clama por su reemplazo.

Todo ha cristalizado en una temporada nefasta, condimentada es cierto, con las lesiones de Torres y Gerrard, sus dos jugadores clave. Con ellos tocados, el Liverpool ha ganado tres de los últimos 17 partidos que ha jugado. Carragher está en la cuesta abajo de su carrera y la defensa ya no sostiene al equipo, que ha encajado 25 tantos (28 en toda la temporada pasada). Famoso por su falta de tacto, el madrileño ni siquiera cuenta con las simpatías de buena parte del vestuario: la web más importantes de aficionados de The Kop aseguraba ayer que al menos dos jugadores importantes han pedido su cabeza.

Para colmo de males, la debacle ha cuajado en plena semana dedicada al mítico Shankly. Pese a todo, Benítez insiste en su receta. Tras caer ante el último clasificado, culpó al árbitro y exigió poner la mente en el próximo partido. Por ahora, cuela.