Los ferrolanos siguen invictos en la pretemporada, tras un encuentro discreto en Ribadeo
09 ago 2009 . Actualizado a las 18:12 h.El Trofeo Emma Cuervo voló hacia Ferrol. El Racing, que dio síntomas de desasosiego durante los compases iniciales, se sobrepuso a la superioridad y el toque del Lugo para acabar apuntillando a los discípulos de Quique Setién. Los rojiblancos apostaron por el toque, pero se difuminaron bajo el yugo de los minutos y de unas trombas de agua que dificultaron las maniobras de los jugadores. Y el mérito de los de Juan Veiga, además de una contundente pegada, radicó en el crecimiento defensivo que experimentaron según avanzaba el partido.
El Lugo se hizo con las riendas del encuentro ante un Racing que arrancó aletargado. Los rojiblancos monopolizaban la posesión mientras que los ferrolanos daban síntomas de inseguridad y disimulaban el desconcierto con un amago de presión en todo el campo.
El primer gol de los pupilos de Quique Setién no se hizo esperara. Tornero botó un córner y Cristóbal, de cabeza, marcó a los cinco minutos. La superioridad de los rojiblancos en el juego aéreo se convirtió en una constante a lo largo del choque.
El tanto espoleó al Lugo, que generó sus mejores oportunidades hasta la media hora de juego. Fue entonces cuando el Racing disparó por primera vez a puerta. El tiro de Diego, muy intenso toda la tarde, se marchó alto.
Los ferrolanos insistieron en la presión sobre el rival. Pero el fútbol combinativo propuesto por Quique Setién desarboló los esfuerzos de los verdes. Además, la zaga lucense mostró una gran colocación y maniató el juego de los verdes.
Zarpazo
Hasta que Franch dio lustre a la pegada del Racing. El mediocentro sacó petróleo de una acción iniciada en la izquierda y en la que la defensa del Lugo ofreció una falta de agresividad sonrojante. Escalona no pudo responder al chut desde la frontal.
Tras el descanso, el Lugo se volvió a hacer con el mando en medio de un diluvio que condicionó la estabilidad de los futbolistas. Sin embargo, la defensa del Racing obtuvo gran rendimiento del fuera de juego y frenó a los rojiblancos. Solo Arroyo, en una falta que se envenenó después de botar en una calva, puso en aprietos a Paco.
Deceleración
En el minuto 61, Quique Setién introdujo once cambios. El juego se volvió más impreciso. No obstante, Antas dispuso de una gran ocasión para adelantar de nuevo al Lugo.
Carlos, después de unos compases bastante sosos, colocó el trofeo en la vitrina del equipo de Juan Veiga. Un preciso cabezazo besó las redes sin que el portero rojiblanco pudiese ofrecer respuesta alguna.