Ver para no creer. Rafa Nadal aparece por la Caja Mágica y su rostro es un rictus de amargura. Contraído, casi feroz, parece un personaje salido de Apocalypto, la narración de Mel Gibson. No está contento el número uno del mundo. Se rumorea que, de haber sido por él y por su equipo, no habría venido al torneo, que no le gusta la altura, ni el bote de la bola, ni tampoco su fecha (poco antes de Roland Garros) e, incluso, que no habría asistido si no llega a ser por la presión de los patrocinadores. Las declaraciones de este sábado, aún reconociendo la importancia, no hicieron más que dar pábulo a dichos rumores: «La bola bota mal, hace cosas extrañas y controlar la pegada se hace complicado. Además, está la altura».
«Es verdad que esto es para todos, pero a mí, personalmente, aquí me pueden hacer daño con mucho menos. Afortunadamente, tengo días para poder acostumbrarme a estas pistas».
Otro aspecto que no le gusta a Rafa es el color de la pista Indoor, la azul, de la que se ha llegado a comentar que en un futuro podría ser el color de la pista principal: «No soy partidario. La tierra es roja, no azul, y hay una serie de tradiciones que no se deben saltar alegremente. Lo que pasa es que en los tiempos que corren hay intereses que se anteponen a estas cosas».
Tampoco le gustan las fechas del torneo madrileño. «Francamente, me gustaba más cómo estaba configurado antes. Reconozco que esto es muy bonito, pero ahora mismo todo está algo desordenado».