El Teucro naufraga en La Rioja y queda a expensas de lo que haga el Alcobendas

Xabi Otero

PONTEVEDRA

06 may 2009 . Actualizado a las 11:52 h.

El Teucro no pudo arañar ningún punto del Palacio Deportivo de La Rioja y eso lo deja a expensas de lo que haga hoy el Alcobendas contra el Cai Aragón a partir de las 20.30 horas. La página oficial de Asobal echará humo en los domicilios de muchos socios azules hasta las diez de la noche. Casi ninguno querrá perderse la actualización del resultado de ese duelo mientras presencia el apasionante Chelsea-Barcelona.

Un triunfo de los madrileños situaría a los pontevedreses en puestos de descenso a dos jornadas para la conclusión del campeonato. En ese caso, los pupilos de Víctor García Borrás ya no dependerían de si mismos para lograr la permanencia. Y hay que tener en cuenta que encima sus últimos rivales serán Granollers y Barcelona. Ahí es nada.

Lo peor de todo es que el Logroño no tuvo que hacer nada del otro mundo para hacerse con los dos puntos en juego. Los teucristas salieron a la pista dormidos y se encontraron con una renta inicial en contra de cuatro goles (5-1) que arrastraron a lo largo de todo el encuentro. Las cosas pintaban tan mal que por ese entonces Pillo ya había consumido su primer tiempo muerto.

El Naturhouse se limitó a aprovechar las pérdidas de balón de los azules y las paradas de Aguinagalde, que realizó un partido muy completo, para mantenerse con esa cómoda supremacía hasta la exclusión de Amargant.

Benaches y Sayad, que no dio una a derechas, hicieron creer en la remontada (10-8), pero el espejismo apenas duró esos dos minutos. El Teucro volvió a incidir en la pasividad defensiva y el Naturhouse encadenó un parcial de 7-2, que dejó el envite visto para sentencia a unos segundos del intermedio (17-10). El postrero y único tanto de Rafa Dasilva, que falló sus otros siete lanzamientos, solo sirvió para mantener viva una pequeña llama de esperanza.

En la reanudación, las aguas siguieron bajando turbias hasta que el técnico local optó por sentar a sus mejores hombres. Eso y la lógica relajación derivada del contundente 21-13 que lucía el electrónico posibilitaron el acercamiento pontevedrés hasta un más que ilusionante 23-19. Pero, la reacción volvió a quedarse en aguas de borraja porque los pontevedreses se estancaron en ataque y el Logroño resolvió (29-21).