De aquel «la parcela está vendida» a este «es más fácil vender a los jugadores importantes que la parcela de Mestalla» van cuatro meses y una deuda vencida de cerca de sesenta millones de euros. Es el salto del pasado esperanzador a la tragedia consumada que se ha vivido a marchas forzadas en el Valencia. En la capital del Turia esperan que la situación reviente antes incluso de que los ches lleguen a Riazor para su partido ante el Dépor este domingo.
La frase que abre esta información la pronunció, el pasado 17 de noviembre, Vicente Soriano. El presidente valencianista había aterrizado en julio como el salvador de un club a la deriva, relevando al frente de la institución al máximo accionista, Juan Bautista Soler, al que un coro de voces de los sectores financiero, social y político, señalaban como culpable de todos los males. Soriano vendió al llegar que la parcela sobre la que se asienta el estadio iba a generar más de 300 millones de euros, que habría renegociación de deudas, que el nuevo campo estaría a la altura de lo mejorcito del mundo, que el equipo no necesitaría nunca traspasar a sus estrellas, que el paquete accionarial de Soler sería suyo a corto plazo... Al final se ha asfixiado con tanto humo.
Así que le ha tocado a Fernando Gómez Colomer, aquel pulcro mediocentro metido ahora a vicepresidente de equipo en problemas, lo de salir a dar la cara para explicar que es más fácil liquidar a Villa, Silva o Mata, que colocar un metro cuadrado del viejo césped.
Esos 300 millones que iban a salir de la parcela se han quedado en una oferta máxima de 140, por aquello de la crisis. Y es probable que el Valencia ni alcanzara a olerlos porque el solar, junto a los contratos de televisión y la mitad de los derechos de los jugadores están pignorados (ofrecidos en garantía) ante el máximo acreedor.
A Bancaja se le deben 240 millones de los cerca de 600 que adeuda la entidad (a ellos habría que añadir otros 200 que faltarían por pagar de la construcción del nuevo estadio). Una cifra que crece al ritmo de 57.000 euros (casi diez millones de pesetas) diarios en concepto de intereses.
Entre las cantidades correspondientes a plazos vencidos están los 9,5 millones de euros que se tenían que haber pagado a Hacienda, los 14 que reclama la UTE que levanta el nuevo Mestalla o los 15 correspondientes a los sueldos de media temporada del que hoy por hoy es el principal activo del club: sus jugadores.
La paciencia de la plantilla
«Hay que tener un poco de paciencia y esperar que esto se solucione», reclamaba esta semana Albiol. El central resumía el sentir de una plantilla que suma a la crisis económica una de resultados, con dos partidos ganados en lo que va de año.
El mercado británico se antoja como la solución más inmediata para obtener los cerca de noventa millones de euros que la institución necesita antes de junio. De allí ha llegado el interés de clubes como el Chelsea o el Manchester City por Villa, incrementado tras el soberbio gol que el futbolista le hizo a la selección inglesa.
Sin embargo, las últimas declaraciones del agente de El Guaje, recogidas por el Daily Mirror, invitan a buscar otros caladeros en los que colocar a la estrella che. «El jugador quiere seguir en España», aseguraba Luis Tamargo. Ni siquiera los seis millones de euros de salario anual ofertados por los nuevos ricos del City le han hecho cambiar de opinión.
Si en el caso de Villa hay más especulación que otra cosa y los intereses aún no se han traducido en puja concreta, en el de Silva sí que hay cifra de partida: los 30 millones de euros que la Juventus ha puesto sobre la mesa. La Vecchia Signora ha sido la primera en fijar precio a los principios de Soriano.