Un gol imposible de Polakovic le dio la victoria al Pilotes ante el Portland

Juan Villar

VIGO

09 feb 2009 . Actualizado a las 11:48 h.

El Octavio Pilotes Posada sigue ganando adeptos. Los que van por primera vez a ver en acción al equipo de Quique Domínguez no vuelven a fallar, y es que los vigueses van de exhibición en exhibición.

Ayer rizaron el rizo ganándole a una de las superpotencias del balonmano español y mundial, el Portland San Antonio, con un balonmano de ensueño en el primer tiempo, un espíritu de lucha inigualable en el segundo cuando peor pintaban las cosas, y una guinda final espectacular con el gol imposible de Pavel Polakovic.

El eslovaco no tenía apenas ángulo para transformar el golpe franco que decretaron los árbitros a favor de los académicos justo sobre el bocinazo que señalaba el final del partido. Polakovic había fallado en la jugada anterior al perder un balón que permitió a los navarros igualar el marcador. Nadie contaba ya con la victoria pero el lateral del Pilotes hizo lo imposible al doblar su cuerpo de forma increíble para superar a la barrera formada por seis jugadores rivales desde un extremo del área y así sorprender al portero rival a quien la pelota se le coló por debajo de las piernas.

As Travesas estalló de júbilo y el Octavio sumó dos puntos que lo consolidan en la zona de privilegio.

Los de Quique Domínguez comenzaron como un ciclón. Rozando la perfección. Con un balonmano de ensueño que duró más de veinte minutos, durante los cuales mantuvieron una ventaja de seis goles, gracias a una defensa asfixiante y a un despliegue ofensivo digno de la NBA aplicada al balonmano.

El que más daño hizo fue el pívot Gustavo Alonso, que anotó seis goles en el primer tiempo.

Pero los árbitros dejaron en inferioridad numérica a los vigueses en cuatro ocasiones antes del descanso, lo que aprovechó el Portland para recortar distancias y retirarse a los vestuarios con un gol de desventaja.

En la segunda parte el Octavio pasó por momentos críticos. El juego fue más brusco, menos lúcido por ambas partes. Los navarros consiguieron situarse por primera vez por delante, pero la fe de los locales les mantuvo en un partido que tuvo un epílogo digno de un guión de Hitchcock, con final feliz.