La nadadora Jessicah Schipper despide a su entrenador por vender a sus rivales chinas los secretos de su preparación

María Varela

DEPORTES

03 sep 2008 . Actualizado a las 02:22 h.

China asombró al mundo durante los Juegos Olímpicos de Pekín tanto por su capacidad de organización como por su extraordinario potencial deportivo, líder del medallero convertida en una auténtica máquina de fabricar oros con 100 medallas en total y 51 de ellas doradas.

Sin embargo, poco a poco se ha ido descubriendo lo que se escondía detrás de todos esos éxitos. Lo último ha sido un caso de espionaje y soborno por parte de la delegación china de natación al entrenador australiano Ken Wood, que acabó vendiendo por una suma muy elevada de dinero todos los secretos de la preparación (plan de entrenamientos y dieta alimenticia) de su pupila Jessicah Schipper, a las locales Liu Zige y Jiao Liuyang, que finalmente le derrotaron en la final de su prueba.

La nadadora australiana era la máxima favorita en los 200 mariposa, de hecho, era la poseedora del récord mundial. Sin embargo, Zige y Liuyang desataron el delirio en el Cubo de Agua al alzarse con la primera y la segunda posición y rebajando ambas la plusmarca mundial que estaba en posesión de la aussie .

La reacción de Schipper no se ha hecho esperar y ha decidido despedir a su entrenador a pesar de que era conocedora de los hechos. «Llevábamos más de diez años trabajando juntos y no teníamos secretos el uno con el otro», declaró la nadadora. «Supe desde el primer momento que ellas habían basado sus entrenamientos en nuestras técnicas, e incluso Liu vino a entrenar con nosotros un par de semanas».

Por su parte, Ken Wood ha alegado que los entrenadores australianos ganan mucho menos dinero del que deberían y que por eso se ven obligados a vender su experiencias. Asimismo, mostró su intención de seguir trabajando con nadadores no australianos: «Soy entrenador de natación, entreno nadadores, es lo único que hago».

Más «trampas»

Durante los Juegos de Pekín se han dado otros escándalos como la polémica por la edad de las gimnastas chinas, o el descubrimiento de que durante la ceremonia de inauguración se cambió a la niña que cantaba por su aspecto físico (era gordita y tenía los diente mal alineados).