La actual situación de los clubes de fútbol profesionales, con una deuda fiscal de 607,36 millones de euros, cuando ya ha habido dos regularizaciones, tiene sus orígenes, según los subinspectores fiscales, «en las espirales de contrataciones con elevadísimas retribuciones», que casi pueden ser consideradas cantidades «ficticias» si se analizan desde la perspectiva de los rendimientos de los jugadores en los campos. Así lo expuso ayer José María Mollinedo, secretario general del sindicato Gestha, quien denuncia que la Agencia Tributaria no actúa frente a los clubes «con la misma contundencia que hacia a cualquier otro contribuyente deudor. Hay un trato de favor porque siempre se exige garantía de la deuda y esta, en el caso de los equipos de fútbol, no está garantizada».
Mollinedo explica que los ingresos de los grandes equipos dependen de los derechos de televisión, lo que a su vez dependerá de cómo quede en las competiciones. En definitiva, se les permite contraer deuda sin saber a cuánto ascenderán sus ingresos.
Ayudas de ayuntamientos
El secretario general de Gestha recuerda que ayuntamientos y comunidades autónomas han aportado «vías de solución» para intentar que estas sociedades anónimas deportivas no entraran en concurso de acreedores. Derechos sobre la cantera y operaciones inmobiliarias son algunas de las «soluciones» para sanear los balances, pero con «el valor futuro de los inmuebles, y esos derechos están hoy, en plena crisis económica y del sector promotor y constructor, más que inflados».
Respecto al trato de favor fiscal, el representante de los subinspectores recuerda que durante la última campaña de la renta, la Agencia Tributaria no ha permitido fraccionar el pago más de lo que marca la ley (60% y 40%), «sin tener en cuenta las dificultades económicas que pudieran atravesar los contribuyentes. Pero, sin embargo, en el caso de los clubes se da luz verde a aplazamientos multimillonarios».
De acuerdo con el representante de Gestha, los gestores de los clubes están asumiendo unos contratos de «honorarios netos», asumiendo el equipo la tributación que debería pagar el jugador. «A nosotros -dice Mollinedo- nos parece que los gestores de los clubes tienen que asumir su responsabilidad, y no lo están haciendo. Escapan de esa responsabilidad en que incurren por la crisis» en la que entran estas sociedades anónimas.
Destacan los subinspectores que en el momento en que se llega al proceso concursal, la Administración tributaria siempre, a través de la quita a la que se ve obligada a aplicar, pierde de recaudar una parte del pasivo.
A través de una respuesta a IU en el Congreso se supo que la deuda con Hacienda ascendía a más de 100.000 millones de pesetas. Sin embargo, esa cifra es mucho más elevada por cuanto hay que sumarles las cantidades adeudadas por los equipos a otros organismos públicos como, por ejemplo, la Seguridad Social.