Este Dépor huele a Europa

DEPORTES

Gran segundo tiempo de los blanquiazules, después de un primero de escaso rigor táctico en ambos conjuntos

27 abr 2008 . Actualizado a las 16:23 h.

Otra noche de olas en la grada, con el Barça rendido a los pies de un excelente Dépor. Quién lo iba a sospechar allá por enero, pero este equipo huele a Europa después de una segunda vuelta histórica.

El Barça no podía sonreír dos veces en su semana de la suerte. Del penalti fallado por el Manchester en el minuto 2 de la semifinal de la Champions, al doble error de Xisco y Juan Rodríguez en Riazor, que vale por una pena máxima con creces. No podía ser. Solos los dos en boca de gol. El primero tuvo la puntería de mandar el balón al larguero, que ya es difícil. Al segundo se le atragantó la bota y la mandó fuera. Pero era excesivo y el propio Juan Rodríguez pondría fin al maleficio goleador que lo ha perseguido toda esta temporada para dar a los suyos un triunfo merecido.

Los culés salieron vivos de ese momento crítico del partido (minuto 26), una acción que curiosamente desquició a unos y otros y que acabó con el rigor del primer tiempo. Lo que se vio hasta el descanso desafía las leyes de la táctica futbolística, porque el partido se convirtió en un correpasillos de ida y vuelta con los dos equipos colgados casi de la portería a la hora de defender. Inexplicable, pero cierto. Lotina le calentó la oreja sana a Xisco, y la bronca de Coloccini a Wilhelmsson y Filipe por no bajar a defender se escuchó en la grada.

Pero todo cambió en la reanudación, con un Deportivo mucho más enchufado y con unos espléndidos Wilhelmsson y Lafita que canalizaron la sobresaliente ofensiva blanquiazul. El pseudobarça de anoche echó en falta el espectáculo de los Eto'o, Iniesta y compañía, porque se ponga Rijkaard como se ponga, Gudjohnsen no es Xavi, ni Giovani, Messi. Pero fueron los deportivistas los que pusieron la dosis de clase. Aunque suene a sacrilegio, los taconazos en carrera de Willy recuerdan a Bebeto, y sus sombreros, a Djalminha. El sueco desquició anoche a medio Barcelona, y Sylvinho se lo hizo saber dejándole los tacos. Tuvo Willy un aliado excelente: Lafita, del que ya no podrá decir Lotina que no juega como se entrena. Espectacular.

En medio del naufragio de los culés, más pendientes de Mánchester que de Riazor, a Filipe le quedó tiempo para reivindicar su fichaje; a Manuel Pablo, para probar fortuna con la izquierda, y a Pablo Amo, para rematar la faena con un excelente cabezazo al que no llegó Pinto.

El madrileño, que recibió instrucciones de Lotina durante todo el partido, acredita una vez más el peligro que tiene con sus agregaciones en la estrategia ofensiva, beneficiado además por el sistema 5-4-1.

Con el partido en sus últimos coletazos y el Barça entregado, Cristian tuvo su momento de gloria, pero la zaga sacó su vaselina en la línea de gol. Y en medio del éxtasis por el pitido final, precioso el abrazo intenso de Manuel Pablo a Sylvinho, seguro que con un noble deseo de suerte para la noche europea del martes. La van a necesitar.