El Celta entra en coma profundo tras dilapidar dos goles en un minuto

X.R. Castro

VIGO

03 mar 2008 . Actualizado a las 02:17 h.

Al Celta le ha entrado una peligrosa tendencia al suicidio que puede terminar por arruinar sus cada día más escasas opciones de volver a Primera. Frente al Elche recuperó su mejor versión en ataque, encarriló el partido con dos goles de Perera y en un minuto fatídico echó por tierra todo el trabajo. A los ilicitanos le bastaron dos jugadas consecutivas para empatar y dejar a los vigueses a seis puntos del ascenso y de paso para instalar todavía más la crisis en un equipo incapaz de conectarse de verdad al tren del ascenso. Los segundos tiempos se han convertido en una ruina para un conjunto que parece demasiado lejos de una condición física ideal.

La tensión de la semana se convirtió en un ataque más organizado y profundo. Por ahí le ganó la partida el Celta al Elche en el primer tiempo después de un tempranero intercambio de golpes. Aún la grada enterándose del regreso de Peña y del debut de Rosada en casa, Williams provocó el primer susto al cabecear un centro que desvió Esteban.

Pero los celestes, que siguen presentando lagunas en defensa no se amilanaron. Respondieron con un testarazo de Perera que solo podía desviar Willy Caballero. El meta argentino, a medida que pasaban los minutos iba agigantando su leyenda con paradas de todos los colores. Porque aunque el Celta no tenía el control de balón y el Elche marcaba el ritmo -le anularon un gol por presunto fuera de juego en una falta-, todo el peligro real era de color celeste. Con fútbol combinativo y un juego profundo el cuadro de López Caro dispuso de un ramillete de ocasiones para encarrilar el duelo. Pero Perera no acertó en dos llegadas francas, Quincy se encontró con la mano de Caballero y a Okkas se le fue una contra nítida por centímetros.

Hubo que esperar a la media hora para que el Celta pudiera al fin rentabilizar una oportunidad. En esta ocasión Perera aprovechó un servicio de Sales -por fin las bandas tuvieron profundidad- marcando por el palo corto y demostrando que la calidad no está reñida con la pillería.

Fue marcar y replegar el Celta, quizás más de lo recomendable, porque con los vigueses metidos atrás y sin contacto con el balón afloraban más los problemas defensivos. Durante el último cuarto de hora el Elche se cansó de tocar e incluso de pisar área, aunque Esteban tampoco tuvo que emplearse a fondo. La ocasión más clara la tuvo José Vega después de un fallo en cadena, pero su disparo no cogió portería.

El Celta todavía se volvió más contemporizador en el segundo acto, en el que volvió a salir tocado Okkas a las primeras de cambio. Dejó muchos metros a su rival, esperó atrás e intentó vivir de las contras en ataque. La apuesta le salió redonda porque en el primer ataque organizado Perera cabeceó en plancha un servicio de Mario para anotar el segundo y abrir más el partido.

Pero la contienda no estaba acabada. Dos cambios de un plumazo de David Vidal y un minuto le bastaron al Elche para empatar en otro colosal desajuste defensivo celeste. El recién salido Víctor fabricó la jugada que permitió a Williams tocar lo justo para marcar sin que ninguno de los siete jugadores del Celta que defendían hiciesen algo por impedirlo. Nada más sacar de centro, Raúl Martín robó el balón, avanzó metros sin oposición y desde fuera del área coló un disparo al que no pudo llegar Esteban: 2-2.

Con el partido en tablas, la moral por los suelos y el centro del campo fundido todo apuntaba a que el equipo de Vidal, que seguiría mandando en el campo, se llevaría la victoria de Balaídos. Los ilicitanos cayeron en el fuera de juego en más de una llegada con intención mientras los vigueses apenas llegaron a inquietar a Caballero. Nerviosos, cansados y poco menos que histéricos toda la esperanza se redujo a una penetración de Diego Costa con caída libre y a alguna intentona de Perera.

Demasiado poco para lo que estaba en juego, por eso el público despidió al equipo con una estruendosa pitada. A principios de marzo ya casi nadie cree que el ascenso es posible. Tan solo queda un milagro para arreglar la situación de un equipo que ya ha tocado fondo.