Rubia y el abono de la suerte

DEPORTES

El Amoeiro de Segunda Regional recaudó 60.000 euros gracias al sorteo «caca de la vaca» que ayer congregó a dos mil personas en el campo de fútbol de Penafita

25 feb 2008 . Actualizado a las 02:09 h.

El gran día del Amoeiro CF y de la vaca Rubia amaneció lluvioso, pero el orballo no amilanó a las dos mil personas que acudieron al campo de Penafita para presenciar uno de los sorteos más singulares de los últimos años, a beneficio del modesto equipo de fútbol local.

Mientras el campo se llenaba de público, pertrechado para la ocasión con botas y sombreros al más puro estilo vaquero, Rubia esperaba pacientemente en un pequeño cubículo al lado de los vestuarios a que comenzara el espectáculo del que sería protagonista. A ritmo de charanga y animados por la presencia de cámaras de todas las cadenas de televisión nacionales, regionales y locales, que incluyeron la actuación de Rubia en sus principales informativos, la repleta grada amenizó la espera haciendo la ola y con cánticos como «tengo una vaca lechera».

Los prolegómenos duraron más que el acto escatológico de la paciente Rubia. El cocinero Fabio Morganti recitó un pregón en verso, que combinó referencias gastronómicas y al buen juicio de la vaca. «Entre pulpo, pincho y tapa, esperamos ver qué dicta la vaca». Como el pregonero, el público esperaba saber donde Rubia soltaría la «ingesta». Allí donde defecara, caería también el principal premio del sorteo, un coche Seat León Sportline. «¡Nunca se pensó qué alegría nos puede dar un marrón!» continuaba Morganti.

Tras los discursos, los miembros del club de fútbol hicieron el paseíllo y acompañaron la entrada estelar de Rubia, acompañada por su dueño Antonio, al embarrado recinto de juego. Vuelta de honor a ritmo de pasodoble para un animal que por momentos hizo amago de querer volver a su redil. Cuando sus acompañantes se retiraron a la carrera, Rubia también les quiso acompañar. Pero se quedó sola en el centro del campo, tal como recogían las bases del sorteo, y parecía desconcertada. Unas carreritas, unas vueltas por el terreno, un intento de buscar la salida y finalmente se aproximó al fondo del rectángulo para producir la defecación más esperada y noticiosa de los últimos tiempos.

Ocurrió exactamente a las 12.45 horas. Rubia no se hizo esperar demasiado, unos diez minutos después del paseíllo había cumplido. Fue bastante rápido, pues los antecedentes del sorteo suizo del que surgió la idea hablaban de una espera de hasta cuatro horas. No hubo truco. Según Antonio, su feliz propietario, Rubia había comido lo mismo de siempre.

Coordenadas con GPS

Se retiró Rubia del terreno de juego y entró en el campo el operario de la empresa de Plasencia que tenía la misión de registrar las coordenadas para que el GPS determinara con exactitud en qué parcelas había caído la bosta más esperada. Así, el sistema de posicionamiento determinó que la defecación había ocurrido sobre cuatro parcelas, la 4178, 4179, 4278 y 4279, presumiblemente vendidas a través de la página web www.cacadelavaca.es . El operario placentino del sistema GPS señalaba entre risas que en su trabajo había tenido que medir muchas cosas, «pero nunca m...».

Los cuatro números entraron en el bombo de los elegidos, numerados del uno al cuatro. El bombo eligió al ganador del coche, el 4.279. El viaje a Canarias fue para el dueño de la parcela 4.178, una moto para el 4.278 y un televisor para el 4.279. Se repartieron desde el bombo otros premios que pusieron a Amoeiro en el mapa nacional.

El sorteo fue un éxito ya que se vendieron todas las parcelas, logrando una recaudación final de 60.000 euros. No obstante, la organización, además de cubrir los gastos, ha tenido que pagar seis mil euros del impuesto de juegos a la Xunta.