Un maratoniano de vocación tardía

X.R. Castro

DEPORTES

18 feb 2008 . Actualizado a las 12:42 h.

Elías Domínguez alcanzó el cénit de su carrera superada la treintena. El atleta vigués, de 35 años, consiguió ayer el subcampeonato de España de maratón en Valencia con un registro de 2 horas 16 minutos y 7 segundos. Elías entró en sexta posición por detrás del vasco Asier Cuevas, a quien, a su vez, precedieron cinco africanos. Otro gallego, el ourensano David Rodríguez fue cuarto.

El atleta vigués se preparó a conciencia para la cita de Valencia. Durante la temporada invernal había cosechado unos buenos resultados en las pruebas populares (fue el primer europeo por ejemplo en la San Martiño ourensana) y sabía que con una buena preparación podría meterle en el podio.

Por eso llegó a Valencia más fino y concentrado que nunca. Tanto, que incluso utilizó el viento de Levante como aliado. Iván Solís y Óscar Martínez, otros dos maratonianos en ciernes dentro del atletismo español, acreditaban mejores marcas que el vigués y nada más darse la salida imprimieron un ritmo despiadado en busca de una marca que incluso les metiese en la terna para Pekín. Mientras el vigués, en compañía del vasco Asier Cuevas, a lo suyo. A quemar kilómetros y a aumentar el ritmo progresivamente. «Sabía que un día de viento si arriesgabas al principio te podía pasar factura a partir del kilómetro 30», comenta el protagonista.

Y vaya si pasó. En el kilómetro 25 tuvieron noticias de que Óscar Martínez no iba bien y Elías se puso a tirar para sobrepasar a su rival poco después. Lo malo es que ese esfuerzo intermedio le pasó factura en la recta final. Cuando ya en solitario -al margen de los africanos- se jugaba el título con Asier no pudo seguir el último cambio de ritmo y tuvo que renunciar al oro. La plata nunca corrió peligro. «Me pasó factura aquel cambio pero la plata no está nada mal. Estoy muy contento porque además he hecho marca personal». No era para menos, a sus 35 años nunca había saboreado un podio a nivel nacional en maratón.

Claro que Elías llegó al mundo del atletismo a los 26 años. Admite que es un deportista de vocación tardía, pero se ha tomado la disciplina muy en serio. Tanto, que cada día tiene que hacer malabarismos para compaginar su labor docente en un colegio de Pontevedra con los entrenamientos.

Unos días tiene que pegarse el madrugón de salir a trotar a las siete de la mañana, otras veces el sacrificio es a mediodía y las más, al salir de clase. Siempre se las ingenia para entrenar un mínimo de dos horas y media por día y a los fines de semana no hay quien le quite a sus piernas 30 kilómetros de esfuerzo.

Esta dedicación le ha servido para convertirse en un clásico de las carreras popular en Galicia. Nunca falta a su cita con Ourense, Negreira, Santiago y por supuesto, la Vig-Bay, de la que es un firme impulsor. Tampoco el panorama internacional le es desconocido. Sabe lo que es correr un maratón tan prestigioso como el de Berlín al lado de Paul Tergat o Haile Gebrselassie.

Pero por encima de todo Elías Domínguez se siente un atleta popular y aunque ya ha anunciado que cuando baje el acelerador se dedicará a estar presente en todas las pruebas domésticas, el vigués todavía no ha dicho la última palabra en el atletismo federado. Por lo momento piensa que tiene al menos un lustro por delante a su mejor nivel e incluso no descarta abordar alguna cita a nivel internacional.

Lo único negativo del domingo en Valencia fue saber que la plaza para Pekín está imposible. Elías albergaba la esperanza de poder hacer la mínima exigida por la federación española (2 horas y 14 minutos) y subir al podio como argumento para convencer al seleccionador, pero la suerte está echada. Chema Martínez, José Ríos y Nacho Cáceres serán los tres seleccionados. «El seleccionador nos dijo que ya no hay opción de ir a los Juegos, pero habrá que intentarlo otro año para poder ir a un Mundial o a un Europeo», sostiene el optimista maratoniano vigués que volverá a salir al asfalto en pocos días para preparar la Vig-Bay.