Un historiador estudia a los gallegos que lucharon el 2 de mayo de 1808

CULTURA

Arsenio García ha rastreado durante años los datos sobre la revuelta popular contra el Ejército francés

27 abr 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

La mayoría de los gallegos que dejaron su sangre y sus vidas en las calles de Madrid aquel 2 de mayo de 1808 son héroes anónimos, pero 17 de ellos tienen nombre, apellidos y una increíble historia que contar gracias al historiador Arsenio García Fuentes (Astorga, 1968), que lleva años reuniendo datos sobre la participación de esos y otros hombres que dieron su vida por la independencia de España. El más famoso de aquellos gallegos es Juan Suárez. Se sabe que era de Galicia, aunque no de dónde, y ha pasado a la historia porque fue el único superviviente de los fusilamientos del 3 de mayo en la montaña del Príncipe Pío de Madrid, donde hoy está ubicada la plaza de España. De aquella escena, inmortalizada en el archiconocido cuadro de Francisco de Goya, fue testigo el propio pintor. La pintura, recientemente restaurada y expuesta en el Museo del Prado, se ha convertido en uno de los iconos de la Guerra de la Independencia.

Aquella noche, sobre las cuatro de la madrugada, los franceses fusilaron en tres tandas a 44 españoles que habían participado en la revuelta. Suárez, un artesano que vivía en Madrid con su esposa, sus dos hijos y su anciana madre, tuvo la habilidad de librarse de las cuerdas que ataban sus manos y de tirarse al suelo cuando los soldados descargaron sus fusiles sobre el grupo. Rodó por una colina y corrió en la oscuridad perseguido por los franceses, que no fueron capaces de capturarle. Esa noche, Suárez llegó a su casa para la cena y años después sería uno de los que narrarían de primera mano los sucesos de mayo.

De los 17 gallegos cuya historia ha recuperado Arsenio García, nueve resultaron muertos, siete fueron heridos -aunque algunos murieron después- y tan solo Juan Suárez resultó ileso. Entre los fallecidos está Amaro Francisco Otero Méndez, de 24 años de edad y natural de Mondoñedo. Era mozo de pala en una tahona y fue uno de los héroes del parque de Artillería, donde se batió hasta caer tan mal herido que falleció días después en el hospital.

La misma suerte corrió Antonio Benito Siara y Alonso, de 30 años y también vecino de Mondoñedo, un mozo de pala y panadero al que los franceses hicieron preso en la Plaza Mayor de Madrid. Fue fusilado después en el patio del Buen Suceso.

Entre los gallegos muertos en aquellos días también figura Antonio González López, natural de Outeiro de Paiás, que murió el 4 de mayo de 1808 tras recibir un balazo en la Puerta de Toledo. Era un peón de albañil tan pobre que tuvo que ser enterrado por la Congregación de la Misericordia en el cementerio de esta iglesia. Dejó viuda y dos hijos. Cipriano Rodríguez, otro vecino de Mondoñedo, también murió en la revuelta, al igual que José Pedrosa, de San Salvador de Santirso, que era un oficial de cocina y que falleció de un balazo entre las vidrieras de la vivienda en la que trabajaba, situada en la Plaza de la Cebada.

Esteban Rodríguez Velilla no era gallego de nacimiento, pero sí se había casado en Galicia con Rosa Ubago. Se lanzó contra los franceses en la Plaza Mayor y recibió tres heridas de gravedad. Llegó sin embargo a su casa, pero los soldados entraron en ella y le remataron ante su esposa. El parte de bajas lo completan Juan Fernández de Chao, de Mondoñedo, fusilado en el Prado; Manuel Anvias Pérez, de Santiago; y Ramón Iglesias, también de Mondoñedo, que recibió un balazo junto a los Consejos.

Entre los siete heridos hubo tres santiagueses. José Fuertes, de 26 años, José Torreo Andrade, un jornalero de 23 años, Miguel Castañeda y Antelo, un albañil de 66 años, y un vecino de O Barco, Juan Antonio Fernández, de 40 años, que cayó en la Puerta de Atocha y cuyas lesiones le causaron la muerte el 17 de junio. Los otros tres restantes eran lucenses: Manuela Fernández, de 30 años y natural de Cervantes, herida por un casco de metralla; Pedro Dabraña Fernández, de 21 años, herido en el Parque de Artillería y que finalmente murió el 10 de agosto; y Pedro Real González, un carbonero de 55 años herido en la Puerta de Toledo.

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