El abandono destruye las huellas del dolmen antiguo de Dombate

CULTURA

Las referencias del pequeño megalito se limitan a dos fotos y un dibujo realizado durante las excavaciones

01 feb 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Casi 20 años sin la protección adecuada han terminado por destruir una de las principales características de Dombate. El megalito llamó la atención de los especialistas cuando se excavó por tres razones: su monumentalidad, sus pinturas rupestres y las huellas de un pequeño dolmen anterior, cuyas losas se utilizaron, en parte, para montar la construcción que conocemos.

Esos restos que el arqueólogo que excavó el conjunto, José María Bello Diéguez, calificó como «lección de arqueología viva», ya no existen. Sucesivas inundaciones y la erosión terminaron por hacer desaparecer los huecos que dejaron las losas y que permitirían reconstruir el megalito. Manuel Lestón, el último técnico que ha trabajado en la zona y que tiene pendiente una excavación reconoce que hace años que el agua se llevó las protecciones de espuma de poliuretano expendido que se colocaron hace 19 años para preservar las huellas. Ahora lo único que hay del conocido como Dombate Pequeno son un par de fotografías y un dibujo.

La importancia de los restos era enorme. De hecho, Bello Diéguez, que participó en la redacción del plan director recuerda que si se decidió cubrir el conjunto, con un paraguas transparente, fue para preservar el dolmen antiguo, no las pinturas. La importancia del descubrimiento realizado en 1989 se mantiene. No se ha encontrado en Galicia otro caso de dos megalitos compartiendo un mismo espacio.

De hecho, el proyecto que presentó la Diputación y que la Xunta rechaza por su volumen se basa en la posibilidad de que los visitantes «vieran desde arriba el juego de los dólmenes pequeño y grande en directo», según explicó José María Bello. Sin embargo, lo que se quería ver ya no existe. Por eso, el director del museo arqueológico de A Coruña asegura que el proyecto ha dejado de tener sentido, porque «no hay nada que conservar ya, ha desaparecido lo que queríamos proteger».

Según los arqueólogos, las huellas podrían haberse salvado con una pequeña actuación que consistía en cubrir la zona con tierra, lo que hubiera evitado la erosión, pero nunca se hizo «porque siempre se dijo que la actuación era inminente», según Bello Diéguez.

No es lo único que se ha perdido en los últimos años. Durante la excavación se mantuvieron paredes de tierra que se conocen como testigos. Una de ellas tenía una función didáctica porque, según Manuel Lestón, mostraba «a estrutura do túmulo novo sobre o antigo». Buena parte del muro, de unos dos metros, se derrumbó hace unos cuatro años, lo que ya obligó a cambiar el proyecto.