Un profesor alemán desnuda los secretos de la Gioconda

María Signo

CULTURA

Unas notas garabateadas al margen de un manuscrito revelaron hace unos días la identidad de la Monna Lisa: la florentina Lisa Gherardini, hija del mercader Antonio de Gherardini, esposa de Francesco del Giocondo y madre de cinco hijos. Los amantes de los misterios, sin embargo, deben saber que eso no agota el rompecabezas de la enigmática pintura.

19 ene 2008 . Actualizado a las 21:28 h.

¿Quién no se ha sentido fascinado por la sonrisa de la Gioconda? Una sonrisa enigmática que envuelve en un halo de misterio y magnetismo su figura y su personalidad. A la Gioconda o Monna Lisa, la llamemos como la llamemos, Leonardo da Vinci la convirtió en una de las mujeres mas fascinantes de la historia y a la vez más enigmáticas. Tras haberse llenado páginas y páginas sobre su identidad, ahora un investigador alemán dice tener en sus manos dicho secreto. El director de la biblioteca de la Universidad de Heidelberg, el profesor Veit Probst, ha anunciado el descubrimiento de una interesante anotación manuscrita en el margen de una página de un libro que se conserva en dicha biblioteca. En ella se habla de la identidad de la dama del cuadro de Leonardo, que no sería otra que Lisa Gherardini, hija del mercader de lana Antonio de Gherardini y mujer del mercader de seda Francesco del Giocondo, confirmándose así la teoría más difundida sobre el misterio del retrato renacentista.

Según ha explicado Probost, la nota encontrada por su colega Armin Schlechter en un libro de 1503, la época en que Leonardo estaba pintando el retrato, fue realizada por una persona que había estado en contacto estrecho con el pintor. Hasta ahora las pruebas que confirmasen la identidad de la modelo eran escasas y todas de época posterior a aquella en que vivió Leonardo, lo que «dejaba mucho espacio a la interpretación y por ello se propusieron tantas identidades diferentes», explica el comunicado de la universidad alemana.

La noticia ha sido muy bien acogida en el mundo de la investigación donde ahora se espera con interés la publicación del ensayo del profesor Probst, que estará en las librerías dentro de tres semanas. De todas formas, muchos expertos ya afirman que el descubrimiento de Heidelberg es un gran avance, sobre todo porque se daría por terminada una polémica que ha hecho correr ríos de tinta.

Plena certeza

Aunque no se sabe a ciencia cierta, se piensa que Leonardo pintó La Gioconda entre 1503 y 1505 y que fue retocado por el pintor en numerosas ocasiones. Esta pintura sobre madera es de las pocas obras de Leonardo que han llegado a nosotros con plena certeza sobre su autoría. Además de la belleza de la pintura, siempre ha cautivado la sonrisa enigmática así como el misterio sobre la identidad de la modelo.

Que Monna Lisa había existido ya lo afirmaba Giorgio Vasari en su Vite degli artisti fiorentini (Vidas de los artistas florentinos, 1550-1568). Las investigaciones del profesor Giuseppe Pallanti llevadas a cabo en los archivos florentinos no han hecho otra cosa que confirmarlo. Lisa Gherardini era la mujer de Francesco del Giocondo y de ahí le venía el sobrenombre de la Gioconda.

n En el registro parroquial de la iglesia de San Lorenzo de Florencia, Pallanti descubrió que Monna Lisa murió el 15 de julio de 1542 a la edad de 63 años. Fue enterrada en el convento de Santa Úrsula, en pleno centro de la ciudad donde vivía, enferma y asistida por su hija monja, sor Lucía, desde la muerte de su marido. En el documento también se cuenta que a su funeral acudió toda la parroquia, lo que da fe de su gran notoriedad. En sus investigaciones Pallanti ha descubierto además que Lisa Gherardini vivió en una casa situada frente a la de la familia de Leonardo.

De acuerdo con esta teoría y a través de varios estudios, el profesor Domenico Savini ha realizado el árbol genealógico de los descendientes de Lisa Gherardini y llegó a la conclusión de que su descendencia se ha perpetuado hasta hoy. Natalia e Irina Strozzi, dos jóvenes florentinas hijas del príncipe Girolamo de Toscana, serían en este caso sus descendientes más directas.

Algunas teorías sobre la identidad de la mujer del cuadro del museo del Louvre no dejan de ser, cuando menos, originales. Hace pocos meses la prensa de todo el mundo se hizo eco de una notica que afirmaba que el retrato de La Gioconda no era sino el retrato del propio Leonardo da Vinci. En origen estaban las teorías de Lillian Schwartz, que en 1987 había asegurado que las líneas del verdadero rostro de Monna Lisa no se correspondían con las de la mujer del cuadro. En el libro publicado el pasado septiembre en Italia con el título de Monna Lisa. Il volto nascosto di Leonardo (Monna Lisa. El rostro escondido de Leonardo) se iba más allá.

Los autores, la propia Lillian Schwarts además de Renato Manetti y Alessando Vezzosi, aseguraban que sobreponiendo del rostro de Monna Lisa y el de Leonardo, coincidían sus rasgos. El libro surgió tras un convenio celebrado en el 2006 por la provincia de Florencia y en el que Schwartz presentó, por primera vez en Italia, sus investigaciones, que tenían mucho en común con las del escritor e historiador de arte, Renzo Manetti y con los estudios del director del Museo Ideal de Vinci, Alessandro Vezzosi, para quien la dama del cuadro no era sino una amante de Giuliano de Medici, el hermano del papa León X. Entre las diferentes teorías, unas hablan de que la modelo podría haber sido una amante del propio Leonardo, un adolescente vestido de mujer o, simplemente, una mujer imaginaria.

El cuadro de La Gioconda llegó a Francia con el propio Leonardo, que lo llevó aún inacabado, cuando el rey Francisco I lo invitó a su corte. El monarca lo compró pagando por él una importante suma de dinero y ya entonces se consideraba una obra maestra.

El retrato se hizo aún más famoso a raíz de su robo, en 1911, por parte del ex empleado del museo del Louvre, el italiano Vincenzo Perugia. Dentro de las investigaciones fueron acusados el poeta Guillaume Apollinaire y un pintor aún desconocido, Pablo Picasso. El caso se resolvió dos años después, cuando Perugia intentó vender el cuadro al Museo degli Uffizi de Florencia. Tras dicho robo son muchos los que aseguran que lo que los visitantes ven en las salas del museo parisino no es más que una copia. Otro misterio más de La Gioconda.

Toda clase de versiones

Siendo como es uno de los retratos más famosos del mundo, ante el que cada día hacen cola cientos de turistas, Monna Lisa se ha convertido también en uno de los cuadros más parodiados de la historia del arte. La más famosa versión es la del dadaísta Marchel Duchamps, que en 1919 pintó a la dama florentina con bigote y perilla y el anagrama LHOOQ (iniciales de la frase francesa «ella tiene el culo caliente»).

Un icono como este no podía ser olvidado por el mayor desacralizador del arte, Salvador Dalí, quien pintó su autorretrato sobre el mismo paisaje florentino de Leonardo. Otra parodia del cuadro es la versión que de él hace Fernando Botero, quien sustituye la belleza delicada de Monna Lisa por una contundente matrona de formas abundantes y robustas.

Y si Jim Henson la convirtió en la cerdita Peggy, hace diez años la revista The New Yorker hacía un montaje con el rostro de Mónica Lewinsky para una de sus portadas. Sería interesante conocer la opinión del genio ante estas interpretaciones.