José Manuel Pose se comprometió ayer con el Betanzos para entrenarlo lo que queda de temporada. De esta forma, el club brigantino da por zanjada la crisis iniciada con la marcha de Gilsanz y su equipo de colaboradores, según afirmó, «por injerencias del presidente».
El nuevo técnico asegura, a sus 34 años, que para nada teme que pueda suceder lo mismo que con su colega de profesión. «Lo que pasó antes solo lo sé a cuentagotas, así que no puedo opinar mucho. Pero lo que sí sé es que nadie se va a meter en mi parcela. Antes de firmar quedó perfectamente separado el papel de cada uno. Además, cualquiera que me conoce sabe cómo actúo y el que piense que alguien se va a meter en mi trabajo es que no me conoce», subrayó poco después de sellar su compromiso.
Un acuerdo que será hasta final de temporada, sin que «hasta el momento se haya hablado de un futuro más allá de este ejercicio», explicó un entrenador que asegura que «el primer objetivo que nos marcamos es la permanencia y, cuando esté conseguida ya se verá». Porque advierte de que «si alguien cree que en noviembre vamos a estar salvados, se equivoca. Esto será duro y vamos a tener que trabajar mucho», subrayó.
Admite que, antes de su primer entrenamiento, que tendrá lugar hoy a partir de las ocho y media de la tarde, ya habló con algunos integrantes del plantel y que le transmitieron que «el equipo está con muchas ganas de empezar a trabajar y ganar partidos para sacar al Betanzos de la situación en la que está (es decimoséptimo en una Tercera División de 20 equipos). Y para empezar, Pose tendrá el sábado un duro rival. «Viene el líder [Racing Vilalbés] y hay que ir a ganar como sea. No hay tregua», apostilló.