El Liceo ve «excesivo» imputar a la dirección en la muerte del niño

Dolores Vázquez A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

El letrado de la acusación cree que no había control sobre la seguridad

23 feb 2011 . Actualizado a las 11:19 h.

Los dos directores propietarios y el director técnico del colegio Liceo declararon ayer, en calidad de imputados, por la muerte, el 30 de marzo del 2009, del niño Diego Novo, en la piscina del centro escolar. Ya habían comparecido, aunque en calidad de testigos, con anterioridad. Según el letrado de la familia del pequeño, José Luis Gutiérrez Aranguren, este cambio se debe a que «nadie sabe lo que pasaba allí en materia de seguridad» y por lo tanto «de manera que mal podían conocer lo que podían exigir para evitar accidentes como este».

Los directores rechazaron ayer comentar su declaración, pero según su letrado, Antonio Platas Casteleiro, lo que se intenta ahora es saber si hubo algún tipo de negligencia y explicó que sus representados «no tuvieron conocimiento previo de lo que pasaba ese día, no tenían capacidad de decisión sobre lo que pasó ese día y ninguna capacidad para dirigir u ordenar la actividad y no se puede exigir, entiendo yo, una responsabilidad por imprudencia en algo que no han podido hacer, o por omisión en algo que no han podido evitar». Asimismo, consideró que «lo que hubo es un desgraciado accidente, con unas consecuencias terribles, muy dolorosas». «Habrá que valorar sí ha existido alguna responsabilidad por alguna de las personas que de forma directa participaron en los hechos, pero extenderse a buscar unas responsabilidades en quienes no sabían lo que estaba pasando, no conocían si había algún problema, y no podían dirigir o supervisar esa actividad, porque excedía lo que eran sus funciones en el colegio, entiendo que sería una extensión excesiva de la imputación», consideró.

Sin embargo, Gutiérrez Aranguren siempre ha estimado que debían responder por la muerte del pequeño. «Las normas fallaron y hubo un fatal desenlace por esa omisión de un deber tan importante y con niños de esta edad, evidentemente no se puede dejar en manos de una persona el control de todo porque se producen situaciones de relajamiento de las condiciones de seguridad, como ocurrió en este caso, y no había nadie que lo controlara», comentó.

Explicó que a los directores se les preguntó ayer por la normativa en cuanto a seguridad de los niños en la piscina, ya que la monitora titular no estaba el día del suceso y su sustituta «en su momento manifestó que no tenía claro que ella tenía que hacerse responsable del grupo, al que no conocía y por lo tanto no podía tener el control visual que se decía que se hacía para saber que no faltaba ninguno», apuntó. «La monitora nunca creyó que tuviera que ver con el grupo, el socorrista dice que el estaba en la creencia que era la sustituta la que se hacía cargo y ninguno de los dos asumió las funciones que tenía que asumir y los dos acompañaron al vestuario a los niños», relató, pese a que el socorrista no podía abandonar la piscina, en la que se ahogó Diego Novo, de 4 años, que fue hallado sin flotadores en el vaso, tras dejar el vestuario sin que nadie lo advirtiera.