Los urbanistas se autoimponen el fortalecimiento de los barrios y la revitalización de áreas urbanas

A. Mahía A CORUÑA/LA VOZ.

A CORUÑA CIUDAD

29 oct 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Un grupo de personas -se hace llamar «voluntarios ciudadanos»- trabajó durante meses «sin subvenciones ni presiones» para encontrar las mejores soluciones para hacer de las ciudades un lugar más y mejor habitable. El resultado de esa concienzuda investigación salió ayer a escena en la Escola Técnica Superior de Arquitectura de A Coruña y los arquitectos y urbanistas que lo crearon lo han denominado Carta del Transcantábrico. El título, de forma ampliada, responde por Carta por una ciudad habitable y sostenible, plural y solidaria, libre, diversa, creativa y participativa. De la combinación de todos esos epítetos saldría la ciudad perfecta. Porque lo que pretende es ser la hoja de ruta de lo que deben ser las urbes del futuro.

De todo eso, de como lograrlo, hablaron ayer Arturo Gutiérrez de Terán -una de las personas que lideró el informe-, María Jesús González Díaz, César Portela, Carlos Expósito y el anfitrión, Xosé Manuel Casabella. El primero de ellos, miembro del comité científico de la asociación Sustentabilidad y Arquitectura, es un profesional que defiende posiciones como que «a algunos ayuntamientos se les queda grande tener competencias urbanísticas» o «el concepto de ciudad se ha deformado y adaptado al interés empresarial». Explicó que este informe «tiene como objetivo abrir caminos directos de acción invitando a una reflexión cara al cambio. El documento incita al análisis, la meditación y la recapacitación de los ciudadanos sobre cuál debe ser la dirección a tomar en la construcción de la ciudad del siglo XXI». Tanto Gutiérrez de Terán como Casabella creen que «es necesario interpretar nuestras ciudades como una casa común y un lugar esencial de encuentro, convivencia y desenvolvimiento vital».

Tiempos de crisis

Especial hincapié tuvo en la presentación la sustentabilidad, pues los autores creen que estos tiempos de crisis «son los más idóneos para reflexionar sobre el futuro de la arquitectura y su interrelación con la ciudad y sobre las interesantes contribuciones que el sector de la edificación puede aportar para reducir el consumo energético y las emisiones del efecto invernadero o sobre la reducción y reutilización de residuos».

Casabella, que indicó que la carta «no ha de ser tomada como recetario, sino como reflexión», se refirió a la apuesta por la rehabilitación de los viejos edificios y no tanto la construcción de nuevos». Y Gutiérrez de Terán advirtió de que la carta «quiere estimular a los profesionales porque vemos muy difícil que por decisiones políticas o legislativas se logre el objetivo de la sostenibilidad si no se toma conciencia por parte de quienes la tienen que llevar a la práctica, que no son otros que los propios ciudadanos». En el informe se aprecia que «es necesario recuperar la idea de fortalecer barrios y reconstruir áreas urbanas».