El rock del Noroeste contra la lluvia

Javier Becerra
Javier Becerra A CORUÑA/LA VOZ.

A CORUÑA

Más de 10.000 personas, según Protección Civil, presenciaron la primera jornada del encuentro en la playa

05 ago 2010 . Actualizado a las 16:10 h.

Era el día C, pero también el día R. Quienes otrora reivindicaron que se pusiera el acento coruñés y roquero al Noroeste vieron como ayer el Ayuntamiento se plegaba definitivamente a sus exigencias. Punto uno: dos bandas, Exit y Carlos Childe Troupe, provenían de la ciudad. Ambas precedían a Loquillo. Punto dos: los tres se abrazaban sin ambigüedad ni posmodernidad posible al rock. Rock mayúsculo, vigoroso y energético.

Ante ellos, 10.000 personas. Algo que ni el más optimista aguardaba, viendo cómo se presentó la noche. La fina lluvia que refrescó el primer tramo de la actuación de Exit hacía prever un sonoro fracaso. Hubiera sido culpa del tiempo, claro. Pero después de lo llovido en los dos últimos meses, seguramente el rostro sonriente de la parroquia roquera local se hubiera torcido completamente. Ya iba a ser mala suerte que al final, el festival lo machacase el agua. No fue. Pero pudo ser.

Había que vencer a la lluvia. Así lo entendió Ton, el vocalista de Exit que, a lo Bon Scott, salió sin camiseta a pecho descubierto, chulesco y con mucha actitud. De todos modos, cuando tuvo que recurrir al cancionero de AC/DC apeló al You Shook Me All Night Long de la era Brian Johnson. También realizó su particular genuflexión ante Led Zeppelin (Starway To Heaven) y, como quien no quiere la cosa, espetó un Mi rollo es el rock de Barón Rojo, que clarificó totalmente a qué venían Exit y qué querían decir. La lluvia, mientras tanto, se evaporó.

Les siguió Carlos Childe, que cumplió lo prometido ayer en La Voz. Eso vino a materializarse en un concierto de r&b directo al estómago y las piernas, apelando al espíritu de Nueva Orleans e invocando alguna que otra versión. Entre ellas, un bonito Stand By Me de Ben E. King, interpretado con la voz rasgada de un Childe que no las tenía todas consigo antes de la actuación. Llevaba afónico desde el domingo y solo el martes pudo empezar a volver a cantar de nuevo. Entre el público, sin embargo, nadie notó nada. Su voz sonó como pedía la música: rasgada y con carácter.

A medida que avanzaba la noche la playa se iba llenando cada vez más y los fans de Loquillo cogían posiciones. Alguno también alguna de las cervezas que una suerte de hombres-barril vendían en la propia playa con notable éxito. El Loco, mientras tanto, esperaba en su camerino individual -la banda iba por otro lado- el momento de la estampida. Sí, nos referimos a ese nervio suyo de garra punkera heredada de The Clash con el que arrancó la noche. Era Las calles de Madrid, un clásico de su etapa ochentera. Pero también era el autor, con gesto desafiante, mirada afilada y actitud perdonavidas. Algo que solo Loquillo se puede creer y hacer que sea creíble.

Algún fan se echará las manos a la cabeza, especialmente, insistimos, con lo llovido el año pasado. Pero hubo momentos que su manejo del escenario -ese andar de un lado para otro, ese ir hacia atrás pero de pronto girar la cabeza para mirar al público, su modo de enfundarse un traje negro-que parecía la versión rock y gigante de Raphael. Y, tómese esto como un piropo, que conste: el de artista, el de intérprete, el de carácter y la personalidad. El de todo eso que falta en la mayoría del pop y rock comercial patrio.

Pero pronto apareció el enemigo intermitente: la lluvia. Canciones como Hijo de nadie o Pégate a mí se hacían sitio entre los paraguas, las mojaduras y las dudas de muchos que no sabían si irse a casa o quedarse para mojarse de rock&roll. Al cierre de esta edición, el clima empezaba a dar una tregua y el Loco enfilaba la parte media de su concierto con el mismo temple.

Hoy, Los Planetas

Si la climatología lo permite hoy Los Planetas subirán al escenario del Noroeste su particular sonido a caballo entre el indie-rock y el flamenco. Presentan La ópera egipcia y, junto a las canciones de su última etapa, rescatarán temas de otras épocas.

En mayo pasado actuaron dentro del Festival do Norte y recuperaron piezas como Rey sombra, El artista madridista o Segundo premio, ofreciendo la que unánimemente fue considerada como mejor actuación de los dos días del evento. Son una de las formaciones más importantes del pop independiente español y, si logran alinear todos los astros de la inspiración, pueden dejar uno de esos conciertos que no se olvidan.

Antes, a las 22 horas, está previsto el pase de Igloo. Pontevedreses, llegan con La transición de fase bajo el brazo. Practican un sonido de corazón pop y carcasa rock muy influenciado por los propios Los Planetas o por bandas como La Habitación Roja o Maga. A las 23 horas será el turno para Cornelius 1960, con su pop bailable y de corte electrónico.