Del arraigo familiar a la comida

R.?G. A CORUÑA/LA VOZ.

A CORUÑA

La asociación acoge a presos de Teixeiro que no tienen hogar en la ciudad y varias veces al año hace un reparto de alimentos

04 jul 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Hay usuarios de los servicios de la asociación Antonio Noche que prefieren mantener el anonimato. Desde esa postura no ocultan su respeto, casi reverencial, por «Doña Rosa» (Otero) y las personas que le ayudan en su labor. Uno de estos usuarios, inmigrante que desde hace años intenta hacerse un hueco en la sociedad coruñesa, relata un periplo que arrancando en Guinea Bissau le llevó a distintos lugares de Europa para acabar en la prisión de Teixeiro. Desde allí «le escribí a Doña Rosa pidiendo alojamiento de tres días».

Hay reclusos de dicho centro que, si tienen arraigo familiar, pueden pasar un fin de semana, esos tres días, con su gente. Los que no tienen un hogar son acogidos por la asociación Antonio Noche y el citado inmigrante apunta que son «muchos» los que tienen la dirección de esta entidad para acogerse a su protección. También explica que por el momento está pendiente de sus papeles «me dicen que tengo que esperar un poco más», si bien argumenta que no quiere desvelar su identidad «porque ahora tengo familia».

Otro preso de Teixeiro está en la misma situación, acogido en una de los pisos de la asociación «pero ahora es complicado lo de alquilar los pisos porque tienen que reunir una serie de condiciones que no es fácil como la accesibilidad, un determinado ancho de las puertas y cosas por ahí», explica una de las abogadas que hacen el seguimiento de los atendidos.

Pero junto con la atención a este colectivo, la asociación Antonio Noche lleva a cabo otra serie de labores asistenciales que van desde los cursos de hábitos saludables hasta la distribución de alimentos, pasando por el reparto de juguetes o los cursos de corte y confección.

«No tenemos para más»

La distribución de alimentos es una cuestión que preocupa a las responsables de la entidad, que resumen la situación así: «No tenemos para darles más». La mayor parte de los alimentos que reciben procedente de Cruz Roja, pero ahora «cada vez vienen menos cuando la necesidad es mayor». Rosa Otero aporta algunos datos que confirman lo dicho: «El año pasado recibimos 31.000 kilos de alimentos para unas 1.200 personas y este año tendremos unos 10.000 para cerca de dos mil personas». Además, es frecuente la presencia de personas que entran en el local de la entidad a preguntar por el reparto de alimentos «sobre todo inmigrantes». Es precisamente este colectivo, «y las minorías étnicas», el principal destinatario de unas ayudas y un asesoramiento entre el que no faltan los cursos de peluquería.

En esta labor de atención a los drogadictos, las mujeres de la asociación mencionan a personas que les ayudaron especialmente, como los médicos José Pedreira Domínguez («mucha gente nos tiene atendido») o Segrelles («nunca nos cobró por nadie y tenía personas ya dedicadas a esta gente»). En la misma línea destacan el apoyo de algunos jueces «y la policía siempre se portó muy bien».

Y entre un agradecimiento y otro, pequeñas historias como «aquella que bajaba por la ventana, colgándose con una sábana, para robar en el piso de abajo» y que ahora «es una buena madre de familia». Luego detallan los nombres de las componentes de la junta directiva y trabajadoras de Antonio Noche: Rosa Otero, Carmiña Vázquez, Dolores Martínez, María Jesús Millarengo, Manolita Díaz, Rosario Prol, María del Carmen Suárez, Pablo Portabales, Belén Rodríguez Palleiro, Elia Chaín Carballo, Victoria Fernández Gamboa, Silvia Ferreiro González, Marian Sánchez López y María García Ponte, una mezcla de mujeres que llevan cerca de cuarenta años en esta tarea con otras jóvenes.