Bosta de vaca al servicio del arte

Bea Abelairas
Bea Abelairas BERGONDO/LA VOZ.

A CORUÑA

Un artista de Miño ultima una colección de cuadros elaborados con caca vacuna que expondrá en una granja abandonada, donde inaugurará con un gran churrasco

10 may 2010 . Actualizado a las 13:05 h.

Xoán Casal, Bi , confiesa que su vida es un puzle de nombres y señales. Un día se atrevió a poner bosta de vaca en un lienzo emulando un recuerdo infantil y descubrió un material perfecto para pintar, por su ductilidad y porque, cuando se seca, deja de oler para convertirse en un relieve más duro que el cemento. «Creo que traballar con este material era algo que tiña pendente, porque de neno xogaba cun pau coas bostas que ía atopando polo campo; era algo que, por suposto, nunca lle contei a ninguén», cuenta en la palleira de casa de Bergondo que otro amigo artista le ha prestado. «Na miña comecei a ter problemas de espazo», dice.

En la cocina y los pasillos de la vivienda están las obras ya terminadas; no desprenden hedor alguno, pero impresionan. Hay un pájaro de granja, la vista abstracta de una ciudad por la noche y varias piezas con formas geométricas que le han servido a Bi para sacar «a parte abstracta» que lleva dentro. Tiene claro que bautizará como Dung (excremento en inglés) el estilo que ha descubierto y bromea con pasar a la historia del arte como Bi da Bosta.

El mote de Bi se lo pusieron de niño, porque «teño un mechón rubio; primeiro me chamaban bicolor e despois foi quedando Bi». Ayer por la tarde reflexionaba ante un diccionario de Lengua Gallega ante otra coincidencia entre su último camino profesional y los nombres de su vida. «Acábome de enterar que o meu pai e o meu avó lles chamaban Rosendo e Antón da Bula, resulta que Bula tamén ten a acepción de merda, pero o máis gracioso é que os veciños me din que moi cerca desta casa hai unha fonte chamada da Merdeira, porque aí ían as vacas a beber e enchían todo de cacas», relata.

Inauguración en verano

Analizar las pistas que le va dejando el destino le sirve para desconectar en las jornadas maratonianas que está dedicando a la pintura. Espera tener pronto los 37 cuadros que formarán una exposición cuyo montaje será otro reto. Asegura que lleva meses buscando una granja abandonada que le sirva de sala de muestras y ha encontrado una perfecta en el municipio de Vilarmaior, en una aldea llamada Os Chaos. Además de colgar unos cuadros que condensan muchas horas de investigación dando formas a la bosta y fijándola con secados especiales o barnices, celebrará un gran ágape, acorde con la inauguración, que calcula que será a mediados de verano: «Non quería os pinchos clásicos destes actos, vou facer unha gran churrascada con carne de vaca, non podía ser doutra forma».