Zaera descubre su plan para María Pita

A CORUÑA

El arquitecto plantea la sustitución de las actuales terrazas por unas estructuras ligeras que recuerdan el «espíritu marino» de la ciudad

06 mar 2010 . Actualizado a las 15:33 h.

Dos años después de que el alcalde anunciara un cambio estético para la plaza de María Pita, el arquitecto Alejandro Zaera descubrió ayer su propuesta para lo que definió como «el salón urbano de la ciudad». El nuevo diseño plantea la sustitución de las actuales terrazas por otras estructuras «más ligeras y que recuerdan la tradición marina de la ciudad», con elementos que evocan las velas o la cubierta de un barco.

Durante la presentación del proyecto, el alcalde, Javier Losada, aclaró que se trata de una propuesta inicial, que a partir de ahora se estudiará y se analizará con los hosteleros y con los ciudadanos antes de tomar una decisión. «Trabajaremos con tranquilidad para seguir avanzando en la idea de llegar a un gran consenso social, para que todos estemos orgullosos de la plaza donde está el palacio municipal».

Losada no dio plazos para la sustitución de las actuales terrazas por la propuesta de Zaera e insistió en la «tranquilidad», en el «sosiego» y en «no perder el norte para tener una plaza acorde con los deseos de los coruñeses y acorde con el siglo XXI». Solo aclaró sobre los plazos que se hará «en el adecuado, tras dialogar con los ciudadanos». Losada y Zaera tampoco precisaron el coste que tendrán las nuevas cubiertas, aunque el alcalde advirtió que el presupuesto se hará «teniendo en cuenta los tiempos y la situación económica actual».

Elementos ligeros

Alejandro Zaera explicó que las actuales terrazas, o «chismitos», como él mismo las definió, «no tienen el mejor diseño posible» y son elementos «muy pesados, pétreos, colocados sobre podios que segregan su espacio interior con el exterior». Esa pesadez, añadió, «forma parte del problema, porque al ser fijos no se acomodan al espacio para distintos usos». La propuesta del arquitecto es radicalmente distinta, más ligera, flexible y adaptable en función del tiempo. Estas terrazas estarían conformadas por una botavara central desde donde desplegar una vela con forma romboidal, apoyada sobre otros dos postes, que cubriría las mesas y sillas. En caso de viento o lluvia, un anemómetro captaría los cambios producidos y la vela se desplegaría o replegaría de forma automática. Rodeando la terraza se podrían desplegar otras velas verticales, realizadas con un material traslúcido, para proteger del viento y la lluvia a los usuarios. Su altura no sobrepasaría a la de una persona sentada en la terraza y se podrían recoger fácilmente con un sistema de postes fijos que casi no interfieren en el espacio de la plaza. Las mesas y las sillas, que Zaera pretende unificar para todas las terrazas, se colocarían sobre una plataforma ligera que evocaría una estera o los listones de la cubierta de un barco. El conjunto se completaría con un sistema de calefacción por infrarrojos, «que permita calentar este espacio sin tener que recurrir a un cerramiento con vidrio». Para recrear un ambiente acogedor, las velas superiores podrían servir como tela reflectante de la iluminación nocturna.

Zaera explicó que con este nuevo sistema permite que las terrazas tengan capacidad para 80 sillas, algo más que las actuales. De todas formas, su propuesta permite que, en caso de que los hosteleros lo necesiten, puedan ampliar el número de asientos y, en caso de que no llueva, las sillas y las mesas sobrepasen el límite marcado por los postes de las velas verticales.

En este propuesta inicial también se plantea la sustitución de los actuales bancos, jardineras y papeleras por otras que «recuerdan al mundo de las esteras y también con los bancos románticos de la iconografía tradicional», realizados con listones de madera. En cuento a la estatua de María Pita, Zaera opina que «no está mal donde está, porque el espacio es suficientemente grande para que haya más elementos». Por lo tanto, no le parece que sea un elemento que haya que eliminar.

Losada insistió en que, a partir de ahora, la concejala de Urbanismo, Obdulia Taboadela, comenzará la negociación con los hosteleros para llegar a un acuerdo consensuado. «Es lógico que exista un debate ciudadano porque con él podremos llegar a una propuesta definitiva», aseguró.