Aunque lleva años separado de la más popular de sus parejas artísticas, Josema Yuste siempre nos recordará a las desternillantes noches de fin de año, que siempre caían en martes y 13, igual que Félix Álvarez, Felisuco, será el genio y figura de El Informal . Ayer volvieron a dar muestras de por qué siguen siendo miembros del reducido grupo de humoristas de los que casi todo el mundo conoce algún gag . Esta vez, en directo y sin el filtro de la pequeña pantalla, sobre las tablas del Colón, de la mano de Cávea Producciones, fueron Una pareja de miedo , aunque poco antes pasaron momentos inciertos, si no de miedo, sí de intensa preocupación por lo sucedido en Chile, donde se encuentra la hija de Felisuco. Plaza del Humor. Caminando desde el hotel Atlántico hasta la plaza del Humor, comentan la tranquilidad de haber podido contactar con ella y recuperan también su carcajada para poner en escena la terrorífica comedia basada en la obra de Charles Ludlam El misterio de Ira Vamp . Bajo la dirección de Jaime Azpilicueta, salen al escenario un ama de llaves, una momia, un drácula en femenino y hasta un hombre lobo niño.
Les da tiempo también a elogiar la iniciativa de dedicar una plaza al humor y a los autores de fino ingenio, además de la belleza de A Coruña. Yuste y su mujer ya la conocen, y, de hecho, llegaron el viernes para pasar el fin de semana contando con guías de excepción: Enrique Pena , director del Palacio de Exposiciones y Congresos, y su mujer, Belén Sueiro . Ellos jugaron al golf y a ellas se las vio tomando el aperitivo en el Abica, en La Marina. Probaron también la buena cocina, ya que el viernes cenaron en A Mundiña y ayer tenían previsto, tras la función, ir a la Domus para disfrutar de la bahía tras el temporal. Más teatro. Y muy especial. Se celebró el estreno en la residencia de mayores Concepción Arenal, en Matogrande. La historia, de título Os gatos solidarios, os gatos do 0,7 , va de felinos domésticos tan populares como Micifuz con especial empeño por hacer del mundo un lugar más justo y conseguir que todos puedan comer una sardina. Representaron los papeles principales, y ahí está lo especial, los propios residentes, todos con un grado de dependencia importante. El año pasado actuó como maestro de ceremonias el actor del momento, Luis Tosar. Esta vez, la lluvia de compromisos tras los Goya le impidieron asistir, aunque no olvidó ponerse en contacto con esta peculiar compañía para animarles. Comida del concesionario Mora . Hasta 150 personas llegaron a trabajar en Eulalio Mora, el antiguo concesionario Renault. Ayer, 119 se reunieron en un almuerzo en A Fontenova. La idea surgió de Ricardo Naya, que ayer sopló 53 velas, y Ricardo Amor, Chito Mantiñán y Emilio Sánchez lo organizaron todo. «Ha sido maravilloso y emocionante; nos encontramos gente que no nos veíamos hace 30 años», resumió Sánchez.
El colegio Santa María del Mar, que dirige Juan José Tomillo, celebró el viernes un festival a beneficio del país caribeño, coordinado por Carlos Colino. Más de 500 personas disfrutaron de las actuaciones de los niños, participaron en el mercadillo de comercio justo y depositaron sus donativos para ayudar a reconstruir Haití.