Tradición en el baile

A CORUÑA

Comparten presencia en la asociación Xacarandaina, pero pertenecen a dos grupos diferentes, la hija, en el profesional y la madre, en el de los mayores

10 ene 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Su vestimenta, aclaran «de cotío», pero usando el traje tradicional, causa admiración en las inmediaciones de la sede de la asociación cultural Xacarandaina, donde Pilar Castro García y su hija Fátima Freire Castro practican baile. Mientras la madre opta por una vestimenta negra, en la que hicieron la camisa y el mandil para poder actuar, su hija muestra unas piezas con diseño de la montaña, realizada en estopa, y regalo de su novio.

«Eu bailei xa de pequena, coa sección femenina, e na parroquia de Santa Margarita», explica Pilar, natural de Boimorto y que dice que aunque había practicado con 8 y 9 años, y también en la adolescencia, después lo había dejado. Sin embargo, volvió hace un par de años, para integrar Fiada, un grupo formado por mayores, la mayoría padres de socios que también asisten a algunas de las clases del Círculo de Actividades de una entidad, Xacarandaina, constituida en el año 1979 por los impulsores del grupo de música y baile, y referente en la investigación del folclore en Galicia.

«É cansado, o corpo xa non aguanta, pero imos actuando. Somos un grupo de 18, aínda que homes son poucos, agora só temos dous, pero chegamos a ter cinco», reconoce Pilar, que anima a que más personas se sumen.

La trayectoria de Fátima Freire es más continua. «Bailo desde que entrei na escola aos tres ou catro anos, comenzara no colexio Alborada, no polígono de Elviña, e uns compañeiros faláronme de Xacarandaina, e entrei con 8», resume y afirma que optó por el baile, porque «o de estar sentada tocando» no es para ella. Lo probó, aprendió pandereta, pero la dejó al no poder cantar por tener problemas de nódulos en la garganta.

Fátima, que está en la mitad de la carrera de Arquitectura, también da clases de baile, pero asegura que únicamente a niños. «A maiores non me atrevo», puntualiza. Esta veinteañera pasó, hace cuatro años, de la escuela al Grupo de Bailes Tradicionais Xacarandaina, que dirige Henrique Peón, y también perteneció a la directiva de la entidad, pero asegura que tuvo que dejarla por falta de tiempo.

«Eu seguirei mentras poida, temos dous ou tres ensaios a semana, agora non fago outra cousa, pero gústame moito», reconoce, mientras su madre matiza, que ellos ensayan solo una vez a la semana. Es en lo que se nota el salto generacional.

No bailan juntas, aunque coinciden en los actos tradicionales de Xacarandaina, la romería do lecer o en las foliadas que sirven como excusa festiva para que participen y se conozcan los más de 1.800 socios que acuden a las actividades de esta entidad cultural cada año.

Hubo una tercera pata de la familia, el hermano de Fátima, que también optó por el baile de niño, pero no continuó, aunque ahora pretenden ambas, madre e hija, que se perpetúe la tradición en su hijo.

«Hai que bailar!», conmina Fátima, que al igual que su madre, reivindica el valor del patrimonio cultural que se mantiene en este tipo de entidades para evitar que pasos, bailes o coplas de antaño se pierdan para las próximas generaciones.