Un mar de ideas en el dique seco

A CORUÑA

27 sep 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

La bahía coruñesa siempre ha sido un espacio de imaginación. Desde que Estrabón lo bautizara en los tiempos de los romanos como el «Magnus Portus Artabrorum», muchos han sido los proyectos que soñaban con darle una nueva forma a una lámina de agua con más de seis millas (algo más de diez kilómetros) de amplitud en la zona más ancha.

Algunas de las propuestas siguen aún vigentes. Es el caso del puente sobre la ría, que se pretende que sirva para conectar el centro de la ciudad con Oleiros. Desde que en 1947 se empezara a hablar del tema, mucho ha llovido. Lo último que se sabe es la iniciativa del alcalde, Javier Losada, que la anterior Xunta incluyó en su plan de carreteras. En 1992, se llegó a proponer «un puente peatonal de estilo veneciano» en la zona de las Jubias, aunque tampoco pasó de un diseño sobre el papel.

Un plan más ambicioso era el que proponía construir una dársena en las Yacentes, en la entrada de la bahía coruñesa, que serviría además como soporte para construir un puente hasta Ferrol. Uniría punta Herminia con Seixo Branco, «al estilo del puente de San Francisco», aunque la iniciativa fue descartada por su coste. Y ahora, además, ya ha sido superada con la apuesta por la construcción del puerto exterior en Langosteira.

En el baúl de los recuerdos se quedó también el proyecto Bofill, presentado en 1986 para «abrir la ciudad al mar» con una sucesión de obras que evocaban las polis griegas. Un gran lago en la Dársena formaba parte de la nueva postal de la ciudad que tampoco se llegó a plasmar de forma efectiva nunca. 25 años más tarde, las directrices del nuevo plan general sobre el que trabaja Joan Busquets siguen parámetros muy similares para atacar la reforma de los espacios portuarios.

Isla en San Antón

Como ahora Busquets con el Centenario, ya anteriores gobiernos municipales barajaron la posibilidad de convertir en isla un espacio del interior de la bahía. En aquel caso era el castillo de San Antón, que estaría conectado con tierra firme por un puente levadizo y evocaría su pasado insular como guardián de la entrada al puerto coruñés.

Y a la espera en el plan municipal de obras sigue la instalación del tranvía o metro ligero, que ya a mediados de los noventa se quería poner en marcha utilizando para ello las vías de las instalaciones portuarias para conectar el muelle de Trasatlánticos con San Diego.