Barja sitúa a la UDC entre las universidades españolas más adaptadas a Bolonia

La Voz

A CORUÑA

16 sep 2009 . Actualizado a las 12:01 h.

El rector de la Universidade da Coruña (UDC), José María Barja, visitó ayer los estudios de Radio Voz para participar en el programa Voces de A Coruña, y analizar algunos de los temas de más actualidad en esta institución académica, que está marcada por la implantación del nuevo modelo del espacio europeo de enseñanza superior. En este sentido, recordó que el plan Bolonia tendrá que estar plenamente instalado en el 2010, «y solo quedan 365 días para hacerlo, y España junto con países como Rusia está a la cola en esta adaptación».

El rector explicó que las distintas directrices ministeriales elaboradas sobre cómo realizar este proceso han hecho que se retrasara, y que ahora hay que trabajar a marchas forzadas para cumplir los plazos. Advirtió que hay que acelerar los trámites para conseguir la plena adaptación, y «no esperar al apagón», haciendo una comparación con lo que sucederá con las televisiones analógicas con la llegada del año próximo.

A pesar de ello, Barja quiso destacar el gran esfuerzo que se ha realizado desde la Universidade da Coruña, en la que este curso se pondrán en marcha 24 nuevos grados académicos, que se sumarán a los dos que ya están implantados desde el año pasado: Socioloxía y Terapia Ocupacional. En este sentido, el rector situó a la UDC entre las universidades españolas que más títulos han adaptado al plan Bolonia, y la comparó con algunas instituciones académicas de Andalucía, en las que este año solo se cursarán uno o dos nuevos grados.

Otro esfuerzo

A pesar de este gran avance, en el que «más de la mitad de las carreras ya están adaptadas», Barja dijo que todavía queda mucho camino por recorrer con la transformación de las ingenierías, que en A Coruña pasarán a convertirse en quince nuevos grados, que tendrán que estar totalmente listos para impartirse a mediados de septiembre del año próximo. Barja explicó que ser una universidad relativamente nueva, con solo veinte años de vida, permite «tener una mayor flexibilidad a la hora de adaptarse a estos cambios», aunque también destacó que esta juventud tiene ciertos inconvenientes. «Las universidades tradicionales tienen resueltos otros problemas históricos, como los grupos de investigación científica, o contar con muchos edificios», destacó.