La gran epidemia del cólera

Carlos Fernández

A CORUÑA

Cerca de seis mil coruñeses murieron en el año 1854 víctimas de esta enfermedad, que llegó en un barco procedente de Vigo

17 may 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Pocos historiadores dudan de que la epidemia más terrible que azotó a la ciudad coruñesa fue la de cólera, declarada en 1854, y que causó la muerte de casi 6.000 personas, un gran número si se tiene en cuenta que solo tenía unos 20.000 habitantes. Como antecedentes hay que situar la epidemia de tifus de 1809, con 1.500 muertos; la del cólera de 1832, y la de hambre de 1853, con varios cientos de víctimas.

Los coruñeses, sin embargo, se creían a salvo del cólera, a pesar de que en agosto de 1854 habían surgido varios casos en el lazareto de Vigo, causando algunas muertes. La ignorancia de la época hizo creer que este mal era refractario al clima de Galicia, argumentándose que cuando el año anterior había atacado varios lugares del norte de España, se había detenido en nuestra región. A Coruña estaba, entonces, rodeada de murallas, siendo su alcantarillado deficiente, desahogando en plena bahía. Encima, la temperatura de agosto fue más elevada de lo habitual, y ni los baños públicos ni los particulares en las casas se producían en demasía.

A principios de septiembre, entró en puerto un buque procedente de Vigo. La Junta de Sanidad decidió que permaneciese unos días en observación en el fondeadero de la Palloza. Pero, uno de sus marineros burló la vigilancia de las fuerzas del resguardo y desembarcó por su cuenta, dirigiéndose a su casa en Vioño. El tripulante era portador del cólera morbo y este comenzó a propagarse por la ciudad con gran rapidez. De Vioño pasó a las parroquias y los pueblos cercanos. La casi totalidad de las mujeres de Vioño eran lavanderas que venían habitualmente a la ciudad para entregar las prendas limpias. Una de ellas se puso en contacto con unos vecinos de la calle de la Alameda; y, en los días siguientes, comenzaron a sentir los síntomas coléricos la mayor parte de ellos, produciéndose numerosas muertes. De la Alameda pasó la epidemia a los Cantones, y seguidamente a las calles Real y San Andrés.

Doscientos diarios

En los días 10 y 11 de octubre, así como los siguientes, el número de muertos por la epidemia era de 200 diarios. Pedida ayuda, llegaron de Santiago todos los médicos disponibles, mientras que muchos coruñeses, ante el pánico desatado, huían a Ferrol, Santiago y otras poblaciones gallegas, siendo la medida contraproducente, pues en muchos casos contagiaron la enfermedad. También, muchos tripulantes de los buques fondeados en la bahía sufrieron los efectos de la epidemia. En la corbeta Navarra , propiedad del armador González Babé, que iba a salir para Cuba, fallecieron 20 marineros en solo un día, haciéndose rápidamente a la mar, aunque luego murieron más durante la travesía, incluyendo pasajeros.

El 11 de septiembre llovió bastante en A Coruña, creyéndose que decrecería la virulencia de la epidemia, pero el 19 se reactivó, causando en los días siguientes cientos de muertos. Los cadáveres no podían ser sepultados por falta de enterradores o personas habilitadas para tal quehacer. El día 23 la epidemia colérica comenzó a decrecer y en el mes de noviembre quedaría ya dominada. El número de muertos se calculó en 5.800, lo cual representaba casi un 35 por ciento de la población de la ciudad en aquel tiempo.