Un vecino evita el atraco de tres jóvenes armados a un bar en Mos tras rozarle un disparo

A CORUÑA

26 feb 2009 . Actualizado a las 15:00 h.

«Parecía una pistola de juguete, por eso me enfrenté a ellos». Así se evitó en la noche del lunes un atraco en la parroquia de Sanguiñeda, en el municipio pontevedrés de Mos. El héroe de la jornada, el joven V.?G., es el marido de una empleada del bar Crisis 08. Su hazaña, un acto de valentía para muchos y de imprudencia para otros. «Mira que el cementerio está lleno de valientes», le recordaba un vecino a las puertas del establecimiento. Un día después de los hechos, es consciente de que ha vuelto a nacer tras conseguir librarse de un disparo.

«No me di cuenta de que la cosa era seria hasta que noté el aire que se movió junto a mi cabeza cuando pasó la bala», recuerda este padre de familia. De esta forma se despidieron los tres jóvenes que intentaron entrar en la cafetería pasada la medianoche para hacerse con la caja.

Los hechos ocurrieron cuando V.?G. ayudaba a su mujer a recoger las mesas. Los tres atracadores se acercaron entonces a la puerta con intención de entrar y, al obtener una negativa por respuesta, uno de ellos sacó una pequeña pistola. «Pasa para adentro», recuerda la camarera que le dijeron los atracadores, con acento, según parece, marroquí.

Al creerse que el arma no era de verdad, «porque era plateada y muy pequeña», el marido de la empleada se enfrentó a los tres y consiguió echarlos del local. Fue entonces cuando el que portaba el arma disparó contra él. La suerte hizo que la bala impactara en el marco de la cristalera. «Entonces llamé al 112 y les dije que había habido un disparo, aunque no sabía si de fogueo o qué. Luego vi el agujero que dejó en el metal y me di cuenta de que era de verdad», recuerda V.?G., que prefiere no dar su nombre para evitar confrontaciones con los atracadores, que iban a cara descubierta. Acto seguido, los tres jóvenes huyeron en un Seat Ibiza rojo a gran velocidad, por lo que los testigos apuntaron la posibilidad de que hubiera una cuarta persona esperando en el coche, con el motor en marcha.

«La Guardia Civil vino hoy a llevarse la pieza y encontraron el casquillo en la acera y la bala dentro del hueco de la puerta. Ellos mismos me advirtieron la suerte que había tenido», apunta el joven al relatar la noche, la primera en que ha sufrido un susto semejante, pese a que en los últimos meses los atracos se han multiplicado en el municipio.

La crisis, de bautizo

Este ha sido también el primer susto para el bar, que abrió hace pocos meses de la mano de Jose Míguez y su socio. Constructor uno y responsable de una cantera el otro, sus conversaciones y bromas sobre la crisis empezaron a tomar forma cuando decidieron usarla de nombre para el bar. «En una comida, entre chistes, pensamos en usarlo. A finales del año pasado ya se sabía cómo era la situación económica, así que decidimos ponerle también el 08», recuerda el empresario.

De momento, pese al nombre y el suceso, lo cierto es que la crisis se nota poco en el establecimiento.