Droguería Villar exhibe imágenes tridimensionales e inéditas que José Villar Martelo realizó entre 1900 y 1915
05 dic 2008 . Actualizado a las 12:15 h.En plena era digital y con el cine IMAX como lo último en realismo cinematográfico, la más que secular Droguería Villar ha rescatado un tesoro de la imagen tridimensional. Joyas, en fondo y forma, que «han dormido en casa durante más de cien años», explica Alberto Villar, nieto del autor de las fotografías, muchas de una Coruña hoy apenas reconocible, que desde esta tarde se pueden ver en el local de la calle Olmos.
Viaje al pasado
han titulado la muestra, una pequeña selección de las miles de fotos inéditas realizadas por José Villar Martelo, tercera generación de la saga farmacéutica que allá por 1900 descubrió en la Exposición Universal de París el invento Verascope, una cámara que realiza dos fotografías separadas a la distancia de los ojos, una para el izquierdo y otra para el derecho, y a su inventor, el fotógrafo Jules Richard. Él prendió en el farmacéutico coruñés la mecha por fijar el instante, pero no en un plano, sino con profundidad y volumen.
Hasta el 5 de enero podrán verse esas imágenes de la forma tradicional o bien utilizar unas gafas para visión tridimensional, emulando al Taxiphot, la caja de lentes de 1900 que también se exhibe en la muestra y con la que se pueden visualizar los cristales en los que se positivaban las fotos.
En 3 o en 2 dimensiones, con volumen o planas, las fotos de Villar sorprenderán por su propio contenido. La torre de Hércules con la desaparecida casa del farero, una de las imágenes más antiguas que se conservan de la playa de Riazor atestada, o el naufragio del Diligent , barco a cuyo hundimiento se debe la organización, en 1906, del primer partido de fútbol que permitió a los ingleses regresar a sus casas, son solo tres ejemplos de lo retratado a principios del siglo pasado. Santiago, Lugo, Vigo, la boda de Alfonso XIII, un concurso de globos en Madrid... conviven con media docena de imágenes de Egipto, Japón o Sudáfrica que Villar logró del propio Jules Richard.
Recuperar el ingente patrimonio ha llevado años de trabajo al bisnieto del farmacéutico-fotógrafo, que ha catalogado ya más de 1.200 placas no sin antes localizar el escáner capaz de reproducirlas con calidad. Y no menor curiosidad. Juan Villar, que de más joven llegó a montar un laboratorio en casa con su hermano, es el ideólogo del rescate de un pedazo de la historia.