El botellón giró el sábado su visita habitual a los jardines de Méndez Núñez, que amanecieron ayer con un reguero de desperdicios y suciedad en la práctica totalidad de los rincones. Contenedores de basura tirados, residuos en torno a la estatua de la Pardo Bazán, botellas, plásticos y papeles en bancos, suelo y césped, y más de una planta podada de flores formaron la postal del fin de fiesta.
A partir de la medianoche, las procesiones de jóvenes cargados con bolsas de provisiones formaron el paisaje habitual de las calles del centro. A la una de la madrugada, la zona de la Atalaya, la de la fuente y la Rosaleda eran los puntos más concurridos, aunque todavía el entorno se mantenía relativamente limpio y sin las huellas que, con el paso de las horas, dejó finalmente la concentración juvenil aún a pesar de que muchos de los participantes se esforzaban en recoger los desperdicios.
Dos furgonetas de la Policía Local permanecieron en la zona hasta la madrugada, con el refuerzo puntual de las patrullas de ronda. El botellón se desarrolló prácticamente sin incidencias hasta pasadas las cuatro y media de la madrugada, aunque se registró una pequeña pelea entre un grupo de jóvenes. No fue necesaria ni la intervención de los agentes, ni tampoco precisó ninguno de los implicados asistencia médica alguna.
Pelea
No fue así en otra pelea registrada fuera de los jardines justo a la hora en la que Méndez Núñez comenzaba a quedarse vacío. Fue a las 4.55 horas en el cruce de las calles Cordelería y Rúa Alta, cuando E.?L.?M., de 26 años, sufrió un golpe en la cabeza al ser agredido. Una ambulancia de Cruz Roja lo trasladó al Hospital A Coruña.