Operarios del Concello de Oleiros colocaron, durante la mañana de ayer, dos nuevas cámaras de vigilancia en la glorieta de Nirvana, ante el monumento a Ernesto Che Guevara.
Estos son los segundos dispositivos de este tipo que se instalan en el lugar. El 25 de junio se colocó una cámara en un poste del alumbrado público situado a unos doscientos metros de la glorieta. Varios fueron los motivos que causaron polémica entre vecinos y grupos de la oposición. Por un lado, la cámara estaba conectada a una casa particular y, por otro, carecía de los permisos necesarios que en estos casos deben ser emitidos por la Delegación del Gobierno. Desde esta institución se aseguró que «no hay constancia de la existencia de esa cámara» y que no se había solicitado autorización para poder instalarla.
Después de 20 días, el 15 de julio, el Concello, sin previo aviso, desconectó la cámara de vigilancia. Desde el gobierno local no se dieron explicaciones de las razones, aunque el dispositivo se había mostrado inoperante para evitar la agresión que sufrió el monumento el día 9 de ese mismo mes. Poco después de las doce de la noche, un desconocido tiró cuatro botellas de pintura contra el busto del Che. El individuo vestía un buzo azul y llevaba la cabeza tapada.
Ahora, el Concello vuelve a colocar dos cámaras de vigilancia en la rotonda de Nirvana, en esta ocasión en las farolas situadas dentro de la propia glorieta. Hay que recordar que la Agencia de Protección de Datos recibió casi un centenar de denuncias de particulares, aún en tramitación, que pedían la retirada de la primera cámara instalada, por considerar que se trataba de un elemento de seguridad ilegal que atentaba contra su intimidad. El Concello nunca reconoció que el aparato estuviese operativo e, incluso, después del acto vandálico no se quiso precisar si el ataque había sido grabado.