Los niños y las niñas de los campamentos de verano de los centros cívicos de San Diego y el Castrillón se lo están pasando «en grande». Juegan, dibujan y ríen con otros pequeños de su mismo barrio y edad y, además, disfrutan aprendiendo las leyendas y la historia de la torre de Hércules, ese faro que hay en su ciudad y que todos han visto alguna vez pero que pocos saben que ahora mismo está luchando por convertirse en patrimonio de la humanidad.
Con la intención de que los chicos se conviertan en «los que más saben» sobre el faro más antiguo todavía en funcionamiento, los monitores de los centros cívicos de San Diego y del Castrillón han realizado desde el pasado día 1 de julio actividades orientadas a que los pequeños se interesen por las cosas haciendo lo que más les gusta: jugando. Por ejemplo, ayer el grupo de los más mayores del centro cívico de San Diego realizó una representación teatral y, ataviados con trajes, con las caras pintadas y con algunos objetos traídos de sus propias casas, deleitaron a sus profesores y a los compañeros más pequeños con la recreación de la historia del superhéroe Hércules y de todas las leyendas que alrededor de él giran.
También «las torres» (como llaman al grupo de los de entre 8 y 12 años) del centro cívico del Castrillón realizaron ayer una actividad fuera del recinto. Así, con Aída Basanta, la monitora y coordinadora de las actividades, un grupo de quince niños acudió a la biblioteca del barrio. Muchos de ellos, como es natural, nunca se habían sumergido entre las estanterías de una biblioteca. De hecho, muchos al principio buscaban entre los libros con algo de desconcierto. Se trataba de un «juego de pistas», de inteligencia, en el que el mérito consistía en encontrar cuatro libros, todos ellos relacionados de una u otra manera con la torre de Hércules. Finalmente, demostrando astucia, lograron encontrar los cuatro libros que le permitirán hoy a la profesora profundizar sobre la historia del faro.
«Todas las actividades parten de la calavera de Gerión -explica Basanta-, el tirano al que Hércules decapitó para liberar al pueblo. Todos los días sacamos de la calavera un papel que nos marca la pauta de trabajo. Ese papel contiene una pregunta que intentamos responder a través de juegos». Unos juegos que, según Eva Barral, la coordinadora del campamento urbano de San Diego, «para los más pequeños son más simplificados, tratando de explicar lo mismo que a los mayores pero a través de dibujos».
Los 75 niños del campamento de San Diego y los 45 del centro del Castrillón se conocerán el próximo martes, cuando ellos y el resto de los niños también inscritos en los otros siete centros cívicos y educativos repartidos por toda la ciudad visiten juntos la torre de Hércules. Un colofón en el que todos podrán demostrar todo lo que han aprendido.