Los vecinos que se oponen a los realojos de los gitanos obligan al alcalde de Poio a salir escoltado del pleno

Jaime Velázquez

A CORUÑA

26 mar 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

««¿Dónde está la línea?», se preguntó ayer el subdelegado del Gobierno en Pontevedra, Delfín Fernández. «Nos preocupa últimamente en Caritel la presión directa que están ejerciendo los vecinos sobre las familias realojadas, con voceríos y caceroladas» a la puerta de sus casas, aseguró Fernández, en una entrevista en Radio Voz. «Vamos a seguir insistiendo en que hay que hacer compatible el derecho a manifestarse y hacer público el descontento, con el respeto a los demás», añadió.

Las palabras del subdelegado parecían una premonición de lo que iba a suceder por la noche, cuando el alcalde de Poio, Luciano Sobral, tuvo que salir del pleno escoltado por la Guardia Civil ante el acoso de vecinos de Monte Porreiro, que permanecieron varias horas esperándolo en el exterior del consistorio.

El PP de Poio había pedido explicaciones sobre los realojos de O Vao, y cuando el alcalde y la concejala de Servicios Sociales defendían la actuación del Concello y reconocían los problemas de integración y que es necesario trabajar más para lograr la inmersión social de estas familias, fue interrumpido por los vecinos de Monte Porreiro con gritos de «memo, mentiroso o sinvergüenza».

Tras el pleno, Luciano Sobral no pudo abandonar el consistorio por la presencia de un centenar de manifestantes en el exterior, algo que finalmente pudo hacer cerca de la medianoche, pero escoltado por agentes de la Guardia Civil. Tras el alboroto, las ruedas de su coche aparecieron pinchadas.

La plataforma contra los realojos ha intensificado en los últimos tiempos el tono de sus protestas. Hace quince días, la plataforma contra los realojos de Caritel advertía a la Xunta que «los políticos serán cómplices de las acciones violentas y radicales de los incontrolados».

Los vecinos de Caritel, donde se alojan dos familias procedentes del poblado chabolista de O Vao, decidieron adoptar la misma estrategia de presión sobre las familias que siguió Monte Porreiro y que logró que la Xunta anunciara la reubicación de los realojados fuera del barrio.