Algunos colectivos vinculados al Camiño han dado ya las primeras voces de alarma sobre el futuro de la Ruta en Galicia y en la comarca.
La búsqueda de uno mismo, de la paz y la espiritualidad que presuntamente se persiguen andando hasta Fisterra y Muxía, se está haciendo más difícil cuando hay que darse codazos para encontrar sitio en un albergue. Desde Amigos do Camiño prevenían recientemente contra el riesgo de que la masificación, que ya padece el Camiño Francés, acabe desanimando a los caminantes. Pero no es el único problema. Desde el albergue fisterrán alertaban no hace mucho de la creciente mercantilización del peregrino, de todo lo que se está montando a su alrededor para hacer negocio. Si no se hacen las cosas con cuidado se puede matar la gallina de los huevos de oro, decía textualmente la hospitaleira, Begoña Valdomar.
En Fisterra queda aun otro problema, el de la proliferación de establecimientos ilegales que hacen competencia a los que tienen todo en regla.